Contra la aspiración del Gobierno, la central sindical definió que cada sindicato discutirá según el esquema que le convenga. Acuerdos semestrales y cláusula gatillo.

Con las discusiones paritarias a punto de arrancar, la CGT le dio este jueves un mazazo a las pretensiones de la Casa Rosada de seguir con un esquema de subas salariales fijas.

En un asado de la “mesa chica” de la central sindical se acordó que los gremios tendrán autonomía plena para negociar sus paritarias y según el esquema que más le convenga a cada uno.

El sindicato al que le cierre la suma fija -quizá los de escalas salariales más bajas y los más golpeados por la caída de la actividad- podría aceptar que se replique ese modelo, pero otros irán directamente por la discusión paritaria y apuntarán a compensar las pérdidas salariales por la inflación pasada y a tratar de empardar la venidera.

Algunos gremios se encaminan a tomar otra decisión que conspirará contra los deseos del Gobierno: se proponen plantear que sus paritarias sean por seis meses en vez de un año y que los acuerdos incluyan una “cláusula gatillo” para la actualización de los salarios.

Aunque días atrás algunos jefes cegetistas habían planteado públicamente su aval a seguir con el esquema de sumas fijas remunerativas, en la comida ningún dirigente se mostró de acuerdo. Algunos aceptaron priorizar la conservación de los puestos de trabajo.

Fue el caso de Agustín Amicone, de la Unión de Trabajadores de la Industria del Calzado. “Una cosa es que no te alcance el sueldo y otra no tener nada”, apuntó el dirigente.

El jefe de la UOM, Antonio Caló, planteó algo similar aunque también habló de que su gremio debe recuperar en la próxima paritaria la pérdida salarial que sufrió durante el último año. El metalúrgico se refirió, además, a la cuestión de la multimillonaria deuda que mantiene el Estado con las obras sociales sindicales.

José Luis Lingeri, líder del gremio de Obras Sanitarias y el mayor experto de la CGT en el tema obras sociales, dio un panorama de la situación y la conclusión que se llevaron los dirigentes es que la prioridad para el Gobierno hoy es el frente externo y que “no hay una moneda” para las obras sociales. Así las cosas, las gestiones ante el Ejecutivo por esos fondos quedarán para más adelante.

La principal crítica contra las sumas fijas fue casi por una cuestión de principios: “Me eligieron para discutir paritaria, ¿cómo voy a renunciar a eso?”, se preguntó el panadero Abel Frutos, quien justamente este viernes arranca con su discusión salarial con la cámara patronal del sector. “Voy a acompañar al Gobierno, pero mi obligación es defender al trabajador”, anticipó.

El titular de la Unión Docentes Argentinos (UDA), Sergio Romero, también estuvo en el almuerzo, aunque debió irse a las apuradas para participar del arranque de la paritaria nacional docente. “Vamos a defender a full la negociación paritaria”, le dijo Romero a Clarín.

El principal rechazo contra el esquema de sumas fijas es que achata la pirámide salarial: las categorías más bajas obtienen un aumento similar que las más altas. “¿Para qué tengo un convenio”?, se quejó otro dirigente gremial.

En la CGT sostienen que la suba de 4.000 pesos en dos tramos que el presidente Alberto Fernández fijó por decreto y que será absorbido en las negociaciones paritarias fue un “buen sistema para recomponer salarios en los sectores que venían más atrasados”.

Los gremios ferroviarios, que el año pasado le ganaron a la inflación, se sientan este viernes con el Gobierno a discutir su paritaria pero solo por el período enero-marzo.