La recolección de basura en época de Rosas

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El oriental Juan Moreno fue jefe de Policía en el final del segundo mandato del Restaurador de las Leyes. Genio y figura de un servidor público,

Si hay un experto en Buenos Aires en el tema de la historia de la basura es mi estimado colega Ángel Prignano. Libros, artículos y notas varias lo avalan como un profundo conocedor de este tema de la vida porteña, como de tantos otros referidos a nuestro pasado en la ciudad y también en su querido barrio de Flores.

No hace falta decir que si algo pone los pelos de punta a los funcionarios, sin alusiones personales al jefe de Gobierno que no posee ni uno sobre su cabeza, es el tema de la basura en días de lluvia o cuando hay una huelga de los recolectores. Y ni qué decir si estas circunstancias se producen en días de mayor producción. Pero esto no es de ahora, ocurrió siempre.

Don Juan Moreno fue el jefe de Policía en tiempos de Juan Manuel de Rosas, y el 28 de septiembre de 1848 daba a conocer esto a través de La Gaceta Mercantil: “Aviso de la Policía. Se advierte al público que se ha ordenado a los carreros de Policía encargados de la limpieza, deben golpear las puertas de las casas para que les sea entregada la basura, pues nadie podrá sacarla afuera en cajón ni otra vasija, menos amontonarla bajo la vereda, pues en cualquiera de estos casos le será aplicada una multa de veinte pesos”. La ordenanza comprendía “los desperdicios y barridos de las tiendas, los almacenes, casas de trato, fábrica de toda clase y talleres”.

Moreno era oriental, había nacido en la Colonia del Sacramento en la primera década del siglo XIX y tenía apenas 15 años cuando, con su madre, pasó a Buenos Aires, donde comenzó a trabajar en la fábrica de velas de Bernardino Rosetti ubicada en la calle Suipacha 105, de la vieja numeración, y más adelante fue comisionado para el cobro del alumbrado. Seguramente, el conocer funcionarios encargados de la iluminación de la ciudad hizo que en 1830 ingresara a la Policía como celador y, años más tarde, ascendió a oficial.

Hombre afecto a las artes, el 31 de julio de 1835 actuó en el papel de Tribuno en la tragedia “Bruto o Roma Libre”, que se ofreció en honor de Rosas a poco de llegar a su segundo gobierno. La Gaceta rescata su nombre junto con el los de los coroneles Manuel Pueyrredon como Bruto, Ramón Bustos como Collatino, Valerio interpretado por el entonces jefe de Policía Pedro Romero; y los papeles de Tito, Tiberio y Mamilio fueron representados por Juan Manuel Larrazábal, José María Aldao y Juan Rafael Victorica; el después capitán del Puerto Pedro Ximeno, el futuro médico de Policía don Fernando Cordero y otros más hicieron los papeles de senadores.

Fue escalando posiciones Moreno en su carrera administrativa y en 1848 fue designado jefe interino de la Policía. Gozaba de la absoluta confianza de Rosas y, hombre hábil, parece que supo relacionarse por su carga con las principales figuras de la ciudad. Notable en las pesquisas, a poco de su nombramiento dirigió la investigación por una falsificación de billetes de banco que terminó dando con los implicados.

También, casi al mismo tiempo, le cupo reunir pruebas sobre un cuerpo humano mutilado, sin su cabeza ni extremidades, hallado en un zanjón de la calle Chile, siendo el principal misterio la identidad de la víctima, lo que se resolvió cuando se descubrió unos días después la cabeza y, exhibida en los portales del Cabildo, que funcionaba como la jefatura policial, alguien la pudo identificar.

En su gestión como hombre de la casa fue el impulsor de trasladar a las presas y de ocuparlas en tareas de taller. Sostiene Carmen Rodríguez López en un estudio sobre el tema que “la solución más adecuada para Moreno era la remisión de las presas que se hallaban en la Cárcel del Cabildo al Cuartel General de Santos Lugares, para que fuesen destinadas a los trabajos de Sastrería del Ejército”. Sin embargo, Rosas no estuvo de acuerdo con el lugar porque un cuartel con tantos hombres iba a dar lugar a problemas, “pero sí que lo sean a una [cárcel] que se forme al cargo e inspección del Jefe interino de Policía en la ciudad”. También determinó que si Moreno pensaba que la resolución “no puede ser conveniente, ni realizable, ni provechosa a la moral, a los intereses del Estado, y a las presas, devolverá al Gobernador de la Provincia este expediente con las clasificaciones que le son adjuntas”.

La medida fue puesta en práctica ya que el decreto era concluyente cuando el jefe interino de Policía manifestó al Ejecutivo que consideraba “en todo muy conveniente esta resolución, y en su virtud” dio principio a su cumplimiento, tras lo cual se publicó el decreto, el que fue registrado el 12 de mayo de 1848 y publicado en La Gaceta Mercantil el 17 de mayo.

A la caída de Rosas, Moreno se recluyó en su quinta de Barracas y luego se fue a Gualeguay, donde fue una figura muy respetada y ejerció la función pública. Allí falleció el 13 de mayo de 1868. Fernando García del Molino lo retrató y la tela que ilustra la nota se encuentra en el Museo Histórico Nacional.

* Historiador. Académico de número y vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación

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