Inició las negociaciones con 400.000 clientes que querellaron al grupo en Alemania.
Luego de que el escándalo provocado hace casi dos años por haber adulterado el software de sus vehículos con motores diésel para burlar los controles de emisiones de gases contaminantes, conocido como el “diéselgate”, Volkswagen (VW) negocia un acuerdo amistoso con los 400.000 clientes alemanes que demandaron a la empresa por el mismo motivo.
Según informaron por medio de un comunicado, VW y la Federación de Defensa de los Consumidores Alemanes (VZBV), las negociaciones serán “confidenciales”, están en “una fase inicial” y no existe “ninguna garantía de éxito”.
La empresa automotriz fue acusada de haber instalado sin conocimiento de sus clientes un programa informático que hacía que sus vehículos diésel aparecieran como menos contaminantes de lo que en realidad eran.
El juicio en Alemania podría durar varios años, situación que Volkswagen quiere evitar por el costo para su imagen que eso representaría.
Los jueces del tribunal de la ciudad germana de Brunswick tendrán que determinar si aquel fraude de Volskswagen provocó un perjuicio a sus clientes y, si fuese así, calcular la indemnización.
El escándalo estalló en septiembre de 2015 cuando el gigante alemán del automóvil confesó haber equipado once millones de vehículos con ese programa informático.
Desde entonces el “diéselgate” le ha costado más de 30.000 millones de euros a la automotriz alemana, la segunda fabricante mundial de automóviles, en gastos jurídicos, multas e indemnizaciones, en su mayor parte en Estados Unidos.