El ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, advirtió que “en caso de nuevas sanciones estadounidenses, la Unión Europea estaría dispuesta a responder”.
El ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, consideró “inaceptable” la reciente “amenaza arancelaria” por parte de Estados Unidos: “Este no es el comportamiento esperado de EEUU frente a uno de sus principales aliados, Francia, y Europa, en general”, indicó.
Al referirse a la propuesta de la Administración Trump de aplicar nuevos aranceles, por unos 2.400 millones de dólares, sobre productos de origen francés; en declaraciones radiales reveló que este lunes comunicó a Washington que París “no comparte los puntos de vista de EEUU sobre las tasas”.
También señaló que “en caso de nuevas sanciones estadounidenses, la Unión Europea estaría dispuesta a responder”.
Washington planteó la propuesta de poner aranceles a los productos franceses en represalia por el llamado “impuesto digital” de Francia que, según Washington, “discrimina” a los productos estadounidenses.
“El impuesto a los servicios digitales de Francia es irrazonable o discriminatorio, y grava o restringe el comercio de EEUU”, reza un documento de la Oficina del Representante Comercial.
Algunos de los productos galos podrían ser penalizados en un 100 por ciento. Entre los productos y artículos que se busca sancionar figuran vinos, quesos, bolsos de mano y varios productos de maquillaje de Francia.
En julio, el Senado de Francia aprobó un impuesto del 3 % sobre los ingresos que generan en su territorio los gigantes tecnológicos conocidos por el acrónimo “GAFA” (Google, Amazon, Facebook, Apple)
El representante de Comercio de EEUU, Robert Lighthizer, comunicó que su investigación reveló que el impuesto francés era “incompatible con los principios vigentes de la política fiscal internacional y es inusualmente oneroso para las empresas estadounidenses afectadas”, incluidas Google, Facebook, Apple y Amazon de Alphabet.
EEUU también está estudiando someter a investigaciones similares a Austria, Italia y Turquía por los impuestos que estos países aplican a los servicios digitales.