Exbajista de una banda punk y con un carisma, algunos analistas lo consideran un nuevo Bobby Kennedy. La batalla por la Casa Blanca suma 15 nombres.

La carrera del Partido Demócrata por derrotar a Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2020 sumó a quien, quizás, sea el político de las nuevas generaciones con más carisma y proyección: Beto O’Rourke, el político de 46 años que causó sensación en las elecciones legislativas de noviembre pasado, en las que casi consigue algo impensable: arrebatarle una banca en el Senado a los republicanos en el ultraconservador estado de Texas.

O’Rourke, finalmente, perdió por estrecho margen pero su campaña fresca, diestra en el manejo de las redes sociales, y su discurso progresista lo convirtieron en una suerte de estrella de rock.

Con quince lanzamientos entre los demócratas, y pese a la derrota, O’Rourke se lanzó ahora a la caza de la Casa Blanca, en poder del controvertido Trump.

O’Rourke, que ocupó una banca en Washington durante tres períodos y fue alcalde de la ciudad fronteriza ciudad de El Paso, defendió en las últimas legislativas una agenda desenfadadamente socialdemócrata en un bastión de derecha como Texas.

Atractivo y magnético con el público, algunos analistas y admiradores lo comparan con Bobby Kennedy. Fue bajista de una banda de punk, Foss, en los noventa, se formó en la Universidad de Columbia y es dueño de una empresa tecnológica.

El izquierdista Bernie Sanders -ya precandidato en las de 2016- figura como el aspirante con más apoyo en las encuestas y hay un protagonismo femenino sin precedentes con las senadoras Elizabeth Warren, Kamala Harris y Kirsten Gillibrand entre los nombres más destacados.

El exvicepresidente Joe Biden, que se da por descontado, no ha oficializado aún sus intenciones en lo que no queda claro si es una duda sincera o la espera a una fecha adecuada para realizar el anuncio.

O’Rourke lo hizo este jueves por la mañana en un video en el sofá de su casa, en El Paso, acompañado de su esposa. “Me presento para servirles como nuevo presidente. Los desafíos que encaramos son los mayores desde que tenemos memoria. Nadie puede enfrentarlos por sí solo. Solo este país puede hacerlo y solo si construimos un movimiento que nos incluya a todos”, afirma en la grabación.

“Vamos a crear la mayor campaña de base que jamás haya visto esta nación”, prometió.

El ahora precandidato demócrata habla español, despierta pasión entre los votantes latinos y presenta un ideario de izquierda -abogó en noviembre por las mejoras en la cobertura sanitaria y la subida del sueldo de los profesores, entre otros-, pero más al centro que el de Sanders o Warren.

El miércoles por la noche, una emisora de El Paso, KTSM, anticipó la noticia de su candidatura citando un mensaje de texto del excongresista. 

Vanity Fair también difundió una portada del político, con unas fabulosas fotos de Annie Leibovitz tomadas en plena carretera y un título vendedor: “Quiero estar ahí. He nacido para estar ahí”.

O’Rourke estaba este jueves una cafetería de Iowa, un territorio clave en la historia de las elecciones estadounidenses porque se trata del primer Estado donde los partidos celebran sus elecciones primarias, esas de las que sale el candidato final a batirse con el rival -en este caso, republicano- por la presidencia de Estados Unidos.

Allí, en un pueblo llamado Keokuk, celebró su primer acto de campaña, que si se parece a la de las recientes legislativas, los estadounidenses deberán acostumbrarse a ver a Beto en videos de Facebook y conduciendo su propia Dodge familiar gris, de ciudad en ciudad, en todo tipo de actos, multitudinarios y muy reducidos.

Las primarias demócratas definirán la estrategia de un partido que ve una oportunidad única para recuperar la Casa Blanca, dadas las profundas divisiones que ha creado un presidente tan crispante como Trump, pero que no tiene clara cuál es la tecla que pulsar: si las elecciones de 2020 se ganarán arañando votos del centro, con candidatos más moderados, o si la solución está en arrastrar a electores de izquierda.

Los primeros sondeos no ofrecen pistas claras: los dos aspirantes mejor valorados son Biden y Sanders -el primero, moderado, y el segundo, un socialista declarado-, debido en buena parte a que son los más conocidos.