Guillermo Moreno desafía y anticipa pauta de precios y salarios

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Con la mesa de diálogo social congelada, el secretario de Comercio anticipó a directivos de empresas fabricantes la pauta de precios y salarios de 2011. Garantizó que los incrementos de salarios no superarán el 18%. Y que la inflación impactará de manera diferenciada según las clases.

La pauta oficial de aumento de precios para el año electoral parte de 7 por ciento para los productos de consumo masivo y llega a 18% para los “premium”, según les hizo saber el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a directivos de los fabricantes. En el medio, los productos que más consume la clase media, tendrán una suba de 14%.
Los analistas privados tienen una estimación de inflación para 2011 de 6,8%, siempre considerando la que mide el Indec y sin evaluar qué pasará con la misión del FMI que ya está en el país para colaborar en la elaboración de un nuevo indicador de precios al consumidor a nivel nacional.

Tanto la pauta de Moreno como la medición del Indec mantienen una diferencia abismal con lo que pasa realmente con los precios en la Argentina: para este año se calcula que la inflación oficial no llegará a 7% mientras la real se ubica por encima de 20 por ciento y algunos analistas creen que podría rondar el 25 %. Algo similar se espera para el próximo año, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado que elabora el Banco Central.

El incremento de precios que autorizará Moreno será en forma mensual y por sector y estará vigente antes de las elecciones presidenciales de 2011. Para después de los comicios, donde se espera que la presidente Cristina Fernández busque la reelección, Moreno dejó todo abierto.
Los precios oficiales solo están disponibles en las principales cadenas de supermercados, que tienen un acuerdo con el funcionario. Por eso, los fabricantes deben acompañar la mercadería con las listas de precios rubricadas por Moreno o no se la aceptan.

En los comercios minoristas y en supermercados pequeños los precios están liberados y, en algunos casos, con fuerte discrepancia respecto de los oficiales.

Moreno transmitió la decisión la semana pasada a los principales fabricantes, acompañada de un enigmático mensaje: “No se preocupen por lo que diga (Julio) De Vido”, les señaló, en referencia al ministro de Planificación Federal, que tiene a su cargo la coordinación de la mesa de diálogo social que anunció la presidente a comienzos de noviembre.
Esa mesa tiene como primer objetivo reconocido llegar a un acuerdo de precios y salarios. No obstante, todavía no se convocó y por ahora se limita a acuerdos sectoriales impulsados por el Gobierno (cerraron en petróleo y minería) y a diálogos paralelos entre la Unión Industrial Argentina que preside Héctor Méndez y la CGT que comanda Hugo Moyano.

Por eso Moreno sorprendió a los directivos de las empresas que pasaron por su despacho del edificio de Diagonal Julio A. Roca: no solo anticipó la pauta de incremento de precios sino que también comunicó cuál será el tope de aumentos salariales que se pactarán para el próximo año: 18%.
De esa forma, Moreno se puso por encima de De Vido y volvería abstracta la convocatoria de la mesa social: ya dispuso cuáles serán los aumentos autorizados de precios y salarios.

El economista Miguel Bein, titular de la consultora Bein & Asociados, tiene una estimación de inflación para 2011 de 24,5% pero anticipa que si avanza el acuerdo social se podría bajar en cuatro o cinco puntos porcentuales y aún así estaría por encima del 20 por ciento.

En cambio, Roberto Lavagna, el ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, dijo que observa “una aceleración de la inflación” que, advirtió, “eso sí es malo”. Además, contrariando a Bein, pidió “tener cuidado con acuerdos sectoriales que se hacen a costa del conjunto, donde se den concesiones que después tenga que pagar el resto de la sociedad. A una mesa de negociación así le falta la política”.
Lavagna dio cuenta de “un proceso muy fuerte de salida de capitales del país que comenzó en 2006; esos capitales deberían ser invertidos en el país para mejorar el deteriorado panorama económico y social”.

El que se sumó sorpresivamente al debate por la inflación fue Paolo Rocca, titular del Grupo Techint. “Estimular la economía sin asegurar un clima favorable para las inversiones sólo empuja la escalada inflacionaria en perjuicio de todos los actores sociales”, dijo el martes último al cerrar un seminario organizado por su grupo y que congregó a casi un millar de empresarios pymes y al titular de la Unión Obrera Metalúrgica, Antonio Caló.

“Para convencer a los empresarios de invertir a largo plazo y tomar riesgos racionales y no especulativos es necesario alcanzar un amplio acuerdo sobre los lineamientos fundamentales que hacen a la competitividad de nuestro país”, agregó en lo que pareció ser un apoyo a la mesa de diálogo social.

Entre los empresarios que visitaron a Moreno en las últimas jornadas quedó una duda: ¿Cuál es el verdadero poder del secretario de Comercio en el gabinete de Cristina Fernández? Y las posiciones no son coincidentes: la mayoría cree que su poder de fuego entró en decadencia junto con la desaparición física del ex presidente Néstor Kirchner.

Para sostener esta hipótesis, la señal es el acuerdo con el FMI para generar un índice de precios que refleje la inflación nacional, lo que sería -si se concreta- el punto final a la intervención de Moreno en el Indec.
Sin embargo, los indicios marcan todo lo contrario: Moreno es de los pocos funcionarios con línea directa con la Presidente, que sigue confiando en sus explicaciones simples de cómo el Gobierno puede intervenir en la economía.

Además, el funcionario cuenta con el respaldo incondicional del jefe de la CGT, Hugo Moyano. “Cuando Moreno trata por todos los medios, con los pocos instrumentos que tiene, de evitar los aumentos, lo critican. Es de los hombres que más esfuerzo hace para que no haya inflación, pero a veces no depende de él”, dijo Moyano hace dos semanas en Mar del Plata, donde se desarrolló la cumbre de presidentes iberoamericanos.
Cuando le preguntaron por la política oficial, abundó: “Creo que está haciendo el esfuerzo, pero a lo mejor no alcanza”. Y dejó un mensaje: “Habrá que pensar en otras cosas”.

Moyano tiene motivos para reconocer la falta de éxito en la política oficial para contener la inflación. Los alimentos subieron 37,7% este año (hasta noviembre) según la medición que realiza Graciela Bevacqua, la desplazada directora del IPC del Indec cuando llegó la intervención de Moreno. La carne, por lejos, con subas del 100%, lidera los aumentos, seguida por lácteos y alimentos sustitutos, como el pollo.

En noviembre, la inflación oficial para la Ciudad de Buenos Aires y los partidos que integran el Gran Buenos Aires fue de 0,7 por ciento comparado con octubre, según informó el Indec el miércoles último. Pero hasta el Indec admite un aceleración, para los últimos 12 meses, es decir de noviembre de 2009 a noviembre de 2010, los precios se incrementaron 11%. Y aún peor, en el acumulado del año, es decir noviembre de 2010 comparado con diciembre de 2009, la variación es de 10%.

Para diciembre, influido por el efecto del mayor consumo por las fiestas de fin de año, se estima una inflación real de 1,9 por ciento.

Ante la falta de estadísticas confiables, los economistas prefieren mirar la evolución de los precios en Santa Fe, que mantiene el anterior sistema de medición. El titular del Instituto Provincial de Estadísticas y Censo, Jorge Moore, estimó que el año cerrará en 22%.

El economista José Luis Díaz Pérez, ex subsecretario de Industria, advirtió que la expectativa de la población es que la inflación será del 35% el próximo año, aunque por ahora, estimando que se mantiene la misma dinámica económica, los precios subirían entre 22% y 24%. Un acuerdo social y políticas oficiales para reducir el ritmo de expansión del gasto público (de más de 20% actual a un 20%) permitirían acomodar la inflación por debajo de 20%, del 28% al 19%, estimó Díaz Pérez.

Los desbarajustes que generó la intervención de Moreno en mercados como el de la carne, la medicina privada o los colegios no alcanzaron nunca a afectar su credibilidad frente a Néstor (antes) y Cristina (ahora).

Incluso el acuerdo con el FMI excluye tocar el IPC de la Ciudad de Buenos Aires (que se usa para actualizar los intereses de la deuda pública) y a la cúpula del Indec que dirigen Ana María Edwin y Norberto Itzcovich.

La inflación que refleja Moreno está muy alejada de la real, pero su control de precios es respetado por los grandes supermercados como Coto, Walmart, Carrefour y Jumbo, que satisfacen el 34 por ciento de la demanda de los consumidores de alimentos. Ahí, todavía, radica su poder.

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