El revisionismo “ahistórico” hace estragos en todo el mundo. Las estatuas de Cristóbal Colón, la censura a películas icónicas por cuestiones de género y la negativa a asumir en Occidente al sustancial aporte de la Unión Soviética en la II Guerra Mundial, con más de 20 millones de víctimas son botones de muestra, pero no son los únicos.
Este miércoles en la ciudad de Brzeg, situada al suroeste de Polonia, comenzó el desmantelamiento del monumento levantado en honor a los soldados del Ejército Rojo que expulsaron de la ciudad a las tropas de la Alemania nazi, según informa la agencia Associated Press.
El desmontaje del importante conjunto escultórico empezó el Día de la Independencia de Ucrania, lo que se interpreta como una muestra de apoyo de Varsovia a Kiev en la confrontación con Moscú.
Los responsables por la demolición fueron la Institución de Memoria Nacional y la Universidad Estatal Histórica de Polonia.
Pero acciones de lucha contra la memoria histórica fundamentadas en la actual rusofobia no tienen lugar solo en Polonia: el martes en Riga, la capital de Letonia, empezaron a desmantelar el Monumento a los Liberadores, también dedicado al Ejército soviético.
Hace cuatro meses, otra obra similar había sido destruida por los piquetes.