El intendente de Merlo había seguido al líder del Frente Renovador, en 2013, pero un acto lo mostrará de nuevo con Daniel Scioli a un mes del cierre de listas. El último que apague la luz.
El clima en el massismo no es el mejor. Aún luego de la demostración de fuerza en Vélez, el ánimo era fúnebre. La lista de la fuga es extensa, pero entonces lo que había caído como una bomba de demolición -incluso más que el robo de Carlos Reutemann por parte de Mauricio Macri- era el estruendoso portazo del diputado Darío Giustozzi.
Hoy, como pidió Diana Conti, el oficialismo recibirá con los brazos abiertos a otra “oveja descarriada”, el intendente de Merlo, Raúl “El Vasco” Othacehé, quien recibirá en su distrito de manos del gobernador Daniel Scioli unn flota de 35 flamantes patrulleros, un tema caro a sus intereses y a los de los vecinos.
Este acto institucional servirá para que, después de mucho tiempo, el precandidato presidencial del oficialismo se muestre otra vez con Othacehé, a quien le entregará los vehículos para el Comando de Prevención Comunitaria.
Tras las fugas de Sandro Guzmán, Darío Giustozzi y Jesús Cariglino, además de la no muy lamentada de Juan José Álvarez, y ahora la del “Vasco”, un hombre con fluida llegada a otros colegas de la sección, el sciolismo se entusiasma con otra inminente deserción, la del pilarense Humberto Zúccaro. (Ayer, Jorge Rial aseguró que el acto Fabián Gianola también decidió alejarse del massismo)
Massa, entretanto, respondió con una frase casi psicoanalítica: las fugas serían reflejo de una “crisis de crecimiento”. En rigor, el massismo puede mostrar aianzas en algunas provincias y ciudades, como es el caso de Mendoza pero más de Salta, y la inminente PASO con José Manuel de la Sota, pero en el territorio original, la provincia de Buenos Aires, la sangría no se detiene. Y de esto ni Freud parece que lo salve.