El presidente del radicalismo sabe que no tiene posibilidades en el próximo turno, pero hay hombres de negocios que apuestan mucho al senador mendocino. Y uno ya tiene problemas por eso.
Aunque ninguna de las encuestas que empezaron a circular a un año de las elecciones presidenciales lo ubica como un candidato con chances para suceder a Cristina Kirchner, los empresarios parecen obsesionados con darle aire político al senador mendocino y presidente de la UCR Ernesto Sanz para que se lance a competir en las grandes ligas.
El propio Sanz considera que debe dejar pasar el próximo turno, tanto como otros dirigentes de su partido piensan que la UCR haría bien en dejar pasar la “oportunidad” de gobernar el país a partir de 2011.
No obstante, la semana pasada llamó la atención de varios hombres de negocios el despliegue mediático que se dio a la presencia de Sanz en el congreso del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) que se realizó en Bariloche.
Ahí el senador tocó música para los oídos de los directivos al señalar la necesidad de “reglas claras y seguridad jurídica” en el país, pero lo que no todos conocen es la estrecha relación que ha venido tejiendo con Sanz el principal operador de Techint en Argentina, Luis Betnaza, ex esposo de otra senadora, María Laura Leguizamón.
Quienes lo frecuentan aseguran que la mano derecha de Paolo Rocca -que está enojadísimo con Kirchner desde la estatización de una filial venezolana del grupo- apuesta mucho a Sanz. Pero como no oculta su relación con el dirigente radical, ésto le valió algunas chicanas y recelos entre los dos candidatos más “populares” del centenario partido: Ricardo Alfonsín y Julio Cobos.