En la Fundación Proa se inauguró la muestra de este escultor australiano que trabaja la figura humana con obsesionado realismo, con personajes fuera de la escala real pero con un detalle que resulta asombroso.
El australiano Ron Mueck realiza sus obras en arcilla, de manera clásica, y luego utiliza materiales como resinas, siliconas, fibra de vidrio, latex y pelo sintético.
La muestra comienza con un autorretrato del artista durmiendo, titulado Mask II, realizado en 2002. Su rostro, como una máscara, parece dar el puntapié inicial a lo que el resto de la muestra aguarda a los visitantes, ser los seres que presencien los sueños del artista.
Para esta muestra el artista, que vive y trabaja en Londres, realizó tres esculturas presentadas en parejas. En la recorrida, después del autorretrato, se presenta una minúscula pareja de jóvenes abrazados, cuchicheando, disfrutando de una caminada en un día de verano. Otra de las parejas es una escultura de tamaño monumental, de300 cmx 400 x 350, que de alguna manera intimida, juega con nuestra propia escala humana.
Los personajes debajo de una sombrilla exponen sus cuerpos al aire libre y, a juzgar por la palidez de ambos, parecen recién llegados a la playa. Hay algo de religioso en las esculturas de Mueck, en una está la mirada amorosa de la mujer, casi como una Madonna mirando al niño en su regazo. En la escultura del joven negro que muestra una herida cortante debajo de sus costillas, como si fuera la lanza clavada en el costado a Cristo.
En el piso superior se encuentra montado sobre una pared, pintada de azul, un hombre que flota despreocupadamente sobre un inflable, con los brazos abiertos frente a nosotros en la postura de alguien crucificado.
La otra escultura nueva es de la madre cargando a su niño y, en sus manos, con las bolsas de las compras en una visión de la maternidad, con el rostro cansado, como cualquier madre de niños pequeños, que no ve la hora de llegar a su casa y quitarse todo el peso de encima, incluido el niño. Esta escultura es pequeña y en el video que se proyecta en el auditorio se ve que como fue realizada: a pesar de saber que el cuerpo estará vestido, tanto el niño como la madre fueron hechos con todo el cuerpo como figuras individuales.
Mueck nació en el seno de una familia dedicada a la fabricación de marionetas y de muñecas, y en la juventud se dedico al diseño de vidrieras de grandes almacenes en Melbourne, su ciudad natal. Luego decide viajar a Londres y allí trabaja en el cine, dentro del rubro de los efectos especiales, donde realizó trabajos para Jim Henson, el creador de los Muppets, y participó de la película “Laberinto”, protagonizada por David Bowie. Ya establecido e Londres fundó su propia compañía, creando utilería y “animatronics” para la industria de la publicidad.
En 1996 comienza a producir pequeñas figuras para acompañar la muestra de su suegra (también artista). Allí fue descubierto por Charles Saatchi, que comenzó a coleccionar sus trabajos. Saatchi es uno de los fundadores de la agencia de publicidad homónima y conocido coleccionista, además de propietario de Saatchi Gallery, que es la que patrocina el premio YBA (Young British Artists), que premió y dio impulso a Damien Hirst y Tracey Emin.
En 1999, Mueck mostró por primera vez su “Boy”, una escultura de un joven en cuclillas de cinco metros de altura que después fue exhibida en la Bienal de Venecia.
Desde 2001 Mueck obtiene un gran éxito internacional, y esta muestra es parte de una exposición itinerante que por primera vez visita Sudamérica. Luego del 23 de enero parte hacia Río de Janeiro.
Fundación Proa, en avenida Pedro de Mendoza 1929. De martes a domingo de 11 a 19 horas. Lunes cerrado. Los sábados a las 17 hay visitas guiadas de artistas. Entrada: 15 pesos.