Expresaron el temor a una reestructuración de deuda futura y hasta propusieron trasladar el marco jurídico para las inversiones a los tribunales de Estados Unidos.
Los ejecutivos de finanzas reclamaron certeza sobre el futuro inmediato y saber qué va a pasar con la inmensa cantidad de deuda en pesos ajustada por inflación que el Estado está tomando, y si terminará en una nueva reestructuración.
La curva de rendimientos de los bonos argentinos marca a 2024 como un límite y es lo que hace que el ministerio de Economía esté incrementando su fondeo en el mercado en el corto plazo ya que la deuda en pesos acumulada supera los 41.000 millones de dólares.
El presidente del Instituto Argentino de Ejecutivo de Finanzas (IAEF), Marcelo Fell, lo mencionó al inicio del 39° Congreso anual de la entidad que tuvo lugar este jueves en el Centro de Convenciones porteño.
“Si hay dos cosas que afectan más a la recuperación es la falta de estabilidad jurídica y el cambio de reglas en juego”, afirmó, quien no obstante consideró que existen “genuinas oportunidades, pero ello puede darse en la medida en que podamos resolver problemas como restricciones de todo tipo, pobreza creciente y educación que merece prioridad”.
La falta de estabilidad en las reglas de juego “vulnera la confianza” y por eso se requiere “de toda la sociedad para recomponer el país”; apuntó Fell.
El CFO de Techint Ingeniería y presidente del comité organizador del encuentro, Federico Barroetaveña, advirtió que los ejecutivos de finanzas destinan la mayor parte de su tiempo a preservar los activos de la inflación, por lo cual se “reduce el espacio que dedicamos a buscar financiamiento para proyectos de inversión genuinos”.
Por su lado, el director general de Syngenta para Latinoamérica Sur, Antonio Aracre, advirtió que el país no genera confianza a los inversores externos, tras haber pasado por procesos de “default” y reestructuración de deuda en pesos. “Si nuestras instituciones no son confiables, vamos a tener que asegurarle al inversor para que se quede diez años una institucionalidad segura en Nueva York”, planteó.
El director y economista del Citibank para el cono sur de América, Ricardo Dessy, señaló por su parte que a nivel global se plantea un escenario de fuerte inestabilidad que puede ser aprovechado por la Argentina. “La incertidumbre es altísima en el mundo, y la realidad es que incierto es peor que malo”, consideró.
A diferencia de lo que opina el ministro de Economía, Martín Guzmán, Dessy sostuvo que la inflación “no es multicausal” sino que lo son “los canales de transmisión” del fenómeno.
El escenario global está atravesado por cuatro factores de incertidumbre que son la pandemia de Covid, la desaceleración de la economía de China, el aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal estadounidense y la guerra en Ucrania, indicó. Y por esto, para Argentina y América latina en general se abren oportunidades. “Yo tengo energía y alimentos, pero además tengo paz”, explicó Dessy.
En ese sentido, consideró que en una futura negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) el Gobierno debería poner en juego, en vez de los clásicos objetivos monetarios y fiscales, metas de producción de alimentos y energía como parte de un programa.
En tanto, el exministro de la Producción, Dante Sica, recordó que hace 47 años asumía el cargo de ministro de Economía Celestino Rodrigo y que desde ese momento el país tuvo una tasa de crecimiento de 0,68% al año. “Para poder duplicar el PBI a ese ritmo deberían pasar 150 años”, graficó.
Sica, quien se mantenía en bajo perfil desde la salida del gobierno de Cambiemos, en 2019, anticipó que el Ejecutivo “va a tener que pedir un waiver” al FMI. “El segundo trimestre va a poder cumplir con las metas con forceps, pero ya en el tercero y cuarto va a tener que negociar una recalibración” del programa, anticipó.
Además sostuvo que “las empresas ya están mirando qué va a hacer la oposición” en caso de ganar las elecciones en 2023. Y anticipó que habrá “un segundo trimestre muy tensionado” en el sector cambiario debido a la escasa capacidad del Banco Central de sumar reservas.