Mientras la invasión rusa a Ucrania puso y mantiene en pie de guerra al planeta Tierra desde hace más de medio año, la entrega del Premio Nobel de la Paz de este año será también un mensaje que los encargados de otorgar el premio que mejor conjuga dos cualidades a veces antagónicas como el prestigio y la fama le enviarán al mundo entero.
El Comité Nobel noruego anunciará este viernes en Oslo el ganador del Premio Nobel de la Paz entre 343 candidatos revelados por aquellos con capacidad de presentar postulantes, entre los que se incluyen funcionarios electos de cualquier país o exganadores del galardón, entre otros.
Henrik Urdal, director del Instituto de Investigación sobre la Paz de Oslo (PRIO), opinó que la líder de la oposición bielorrusa en el exilio Svetlana Tijanovskaya o el opositor ruso Alexei Navalny, encarcelado tras sufrir un envenenamiento, merecerían ser premiados conjuntamente.
Para Urdal se trata de “dos referentes de las actividades prodemocracia no violentas en sus países respectivos”, y ambos “son muy firmes detractores de la guerra en Ucrania”.
Urdal consideró asimismo que, a pesar de que el presidente ucraniano -Volodimir Zelenski- aparece entre los favoritos en las apuestas previas, el comité reflexionará probablemente dos veces antes de dar el premio a un presidente en guerra, incluso si Ucrania es la víctima de esta guerra”. “Siempre habrá atrocidades, incluso del lado ucraniano”, admitió.
También es posible que, como otra forma de recordar el conflicto en Ucrania -el más cercano a Noruega desde la Segunda Guerra Mundial- concedan el galardón a quienes documentan los presuntos crímenes de guerra durante el conflicto, como la Corte Penal Internacional de La Haya o la web de investigación Bellingcat.
Premiar la causa climática con el Nobel de la Paz
“Dando el premio de la Paz a la causa climática, el comité Nobel tiene la posibilidad única de decir que las numerosas crisis a las que el mundo hace frente deben resolverse juntas”, estimó Oda Andersen Nyborg, directora del Consejo Noruego para la Paz.
Entre los nombres que destacan en este ítem figuran la joven sueca de la causa climática Greta Thunberg, y su movimiento Fridays for Future, el venerado naturalista y pedagogo británico David Attenborough y otros militantes ecologistas.
También hay quienes auguran que el jefe de la ONU, António Guterres, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático o el ministro de Relaciones Exteriores de Tuvalu, Simon Kofe, cuyo país está amenazado por la subida del nivel del mar, deberían ser galardonados.
Más allá de la causa climática, aparecen entre los posibles premiados militantes por los derechos y libertades de China, Afganistán o Irán, la ONG anticorrupción Transparencia Internacional o la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el máximo tribunal de la ONU.
Sverre Lodgaard, investigador del Instituto Noruego de Asuntos Internacionales, no descarta que el comité Nobel se abstenga de entregar el premio como hizo, por última vez, hace 50 años.
“Nadie puede hacer valer un gran avance en materia de paz, los conflictos parecen no tener fin y los acuerdos parecen hechos para ser vulnerados”, dijo.
El año pasado, el Nobel premió a dos periodistas estandartes de la libertad de expresión, la filipina Maria Ressa y el ruso Dmitri Muratov, cuyos respectivos medios están amenazados de cierre o sufrieron la cancelación de su licencia.