Su asunción como ministro de Economía fue presentada como “la bala de plata” que le quedaba al Frente de Todos (FdT), ya sea para buscar la continuidad o tan sólo para llegar a la otra orilla del período presidencial. El mediático rótulo de “súper ministro” -que él promovió- lo erigió como la “esperanza” para desactivar la explosión inflacionaria que machaca día a día la imagen del presidente Alberto Fernández. En su jura hubo invitados como cuando llega por primera vez a la Casa Rosada un mandatario al que le dieron el bastón, y la recepción con 500 invitados hizo olvidar por unas horas la grave de crisis en el Gobierno. Hace dos semanas que el jefe de Estado pasó a un segundo plano en la exposición, aunque Massa tampoco habló en público luego de su primera conferencia de prensa. Lo más jugoso se dice en privado. O no se dice. Y ahí está el juego que mejor juega Massa. Esquiva la respuesta a la pregunta que todos le hacen: ¿Será candidato a presidente el año próximo?
La pregunta surge por sí sola: con el salto que dio desde el Congreso a la Casa Rosada, Massa “se puso al hombro” a un Gobierno partido por la interna entre el debilitado Presidente y su empoderada vicepresidenta, Cristina Kirchner. Si la apuesta lo deja bien parado y el barco sale a flote, será el capitán que evitó la tragedia y se llevará los aplausos dentro de un año y medio. Pero si no logra corregir el rumbo, el naufragio del FdT lo tendrá como el responsable de las últimas órdenes.
Silencios que hablan
Este miércoles, el presidente de la Federación Agraria Argentina, Carlos Achetoni, reveló que Massa le adelantó a la Mesa de Enlace del campo que no se va a presentar en las próximas elecciones.
“Le dije a Massa: ‘Lo que necesitamos es que no seas candidato para 2023’ y él dijo que no va a ser. Le digo: ‘Hacelo público porque hoy ni el Gobierno ni la oposición está tomando la dimensión del lío en el que estamos metidos”, relató Achetoni en una entrevista conjunta con las autoridades de las otras tres entidades más representativas del sector agrario y luego lo ratificó en declaraciones al canal A24. “El dijo así”, sostuvo.
Públicamente, Massa no promete no ser candidato. Ya tuvo oportunidad para hacerlo y evitó dar una respuesta. Fue en la sesión en la que renunció como presidente de la Cámara de Diputados. El diputado radical por Córdoba Rodrigo de Loredo intentó ponerlo entre la espada y la pared: “Por su gran trayectoria, su dilatada experiencia, un tanto zigzagueante ¿Estamos ante un hombre de Estado o de un hombre que viene a copar el Estado?”, chicaneó en su discurso.
“Sería muy importante que esté dispuesto a renunciar a una pretensión de candidatura para el 2023. La Argentina está necesitando imperiosamente de un plan de estabilización, confianza y decisiones duras y el riesgo de que las decisiones sean cortoplacistas es grande. Entonces me parece que sería una gestualidad, que la sociedad la tomaría para bien en especial en esta necesidad de confianza”, buscó una devolución el legislador opositor.
La respuesta de Massa nunca llegó. Las risas y el abucheo de gran parte del recinto tapó a De Loredo y cuando el clima volvió a la normalidad la sesión siguió como si nada. Massa, cuyo rostro se mantuvo imperturbable, como el de un buen jugador de póker, no dijo ni que sí ni que no.
Hace nueve años que Massa espera
En 2013, cuando venció al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires, Massa se jugó a llegar a la Casa Rosada con el Frente Renovador. Se desinfló antes de tiempo y quedó afuera del “ballotage” entre Mauricio Macri y Daniel Scioli en 2015.
Al comienzo de la gestión Cambiemos sus diputados acompañaron en el Congreso el pago a los “fondos buitre” y Massa fue el invitado especial de Macri al Foro de Davos, en un gesto de “previsibilidad” al mundo de los negocios cuya puerta de entrada es esa reunión anual en medio de los Alpes suizos.
Pero esa trayectoria “zigzagueante” que le reprochó De Loredo lo alejó del macrismo, donde se lo apodó despectivamente con el mote de “ventajita”. Según el expresidente, Massa medía cada movimiento en el corto plazo para posicionarse electoralmente. ¿Será por eso que la antikirchnerista Mesa de Enlace le pide ese gesto público? Si -como asegura Achetoni- no se va a presentar en 2023, ¿por qué no lo explicita y listo? Si el nuevo cargo en el Palacio de Hacienda le puede otorgar una ventaja, ¿dudará en tomarla Massa?
En realidad, el ministro de Economía, simplemente, está siendo un Massa auténtico. Y desde aquella elección en 2013 que lo catapultó como protagonista con peso propio en el tablero nacional que su objetivo es uno solo: usar la banda y el bastón. La lapicera, si quiere, ya la puede empezar a utilizar.