Se impuso en la segunda vuelta de las primarias abiertas como el candidato del Partido Socialista. Strauss-Kahn, detenido y luego liberado por intento de violación en Nueva York, quedó borrado definitivamente del mapa político francés, dejando así vía libre a Hollande.
François Hollande, que sueña con convertirse en un \”presidente normal\” sucediendo a Nicolas Sarkozy en la presidencia de Francia en 2012, dio este domingo un gran paso al imponerse en la segunda vuelta de las primarias abiertas como el candidato del Partido Socialista.
Al frente del PS francés durante 11 años, cargo que asumió tras la brutal derrota socialista de 2002, Hollande lideró la segunda vuelta de unas inéditas primarias abiertas a los simpatizantes de izquierda de Francia, que lo prefirieron a Martine Aubry.
Hollande, de 57 años, arrancó la campaña en 2010 ocupando el espacio que en materia económica y en medio de una crisis financiera sin precedentes en Europa dejaba vacante Dominique Strauss-Kahn que por estar al frente del FMI debía mantener un deber de reserva.
La inculpación de Strauss-Kahn por intento de violación en Nueva York, cargo del que fue absuelto en agosto, lo borró definitivamente del mapa político francés, dejando así vía libre a Hollande.
La juventud, la reforma fiscal y la forma de enfrentar la crisis, son las prioridades del candidato Hollande que durante 11 años dirigió el PS francés.
En el polo opuesto de la presidencia \”bling-bling\” que representa Sarkozy –por el ruido que joyas y relojes ostentatorios hacen al entrechocarse–, Hollande se reivindica como candidato a ser un \”presidente normal\”.
\”Estoy convencido de estar acorde a los tiempos\”, insiste antes de asegurar que \”el próximo jefe de Estado tiene que ser lo inverso de Nicolas Sarkozy\”.
Hijo de un médico cercano a la extrema derecha y de una asistente social, François Hollande es conocido por su lado afable y su sentido del humor.
En estos años supo cambiar su imagen y perder diez kilos, justo antes de lanzarse en campaña por la presidencia francesa.
Compañero sentimental durante casi 30 años de Ségolène Royal, madre de sus cuatro hijos, Hollande logró en estos meses distanciarse de sus rivales a la primaria socialista.
De poco hablar en asuntos de sociedad, Hollande, diputado y presidente de región que nunca ocupó un cargo ministerial se siente en cambio cómodo cuando hay que hablar de \”seriedad presupuestaria\”, un punto a su favor en momentos en que la economía domina la campaña.
\”El punto débil de François Hollande es la inacción. ¿Los franceses pueden citar una sola cosa que haya hecho en 30 años de vida política?\”, sostuvo Ségolène Royal semanas atrás sin ningún miramiento personal, antes de darle su apoyo entre las dos vueltas para \”amplificar\” su triunfo en la primera vuelta.
Su separación de Hollande caía como baldazo de agua fría meses después de su derrota en la presidencial francesa de 2007 frente a Nicolas Sarkozy.
Formado en el Instituto de Estudios Políticos de París y luego en dos de las más prestigiosas \”grandes escuelas\” de Francia donde se prepara la clase dirigente de este país, Hollande es también aficionado al fútbol.
Hollande tiene nueva pareja, la periodista de política Valerie Trierweiler, a quien se ha referido como \”la mujer de su vida\”. Después de votar el domingo en su bastión de Tulle (centro de Francia), se trasladó con ella a París.
En la biografía de su página internet recuerda todavía su primera derrota en las legislativas de 1981 frente a Jacques Chirac –que dijo que le dará su voto en 2012– y se define como \”socialista de toda la vida\” que \”rechaza las batallas internas\”.
\”Elegir es un acto de confianza\”, afirmaba Hollande días antes de la segunda vuelta, que lo habrá consagrado como el primer candidato socialista francés surgido de unas primarias abiertas en las que participaron casi tres millones de electores.