Un libro del periodista Juan Salinas narra con ritmo de thriller las vinculaciones entre la muerte del fiscal de la UFI-AMIA y los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA, con un eje común: el encubrimiento de pistas.
De la Redacción
Algunos se preguntarán qué relación tienen los atentados a la Embajada de Israel en Buenos Aires y a la mutual judía AMIA, el supuesto suicidio de la ex secretaria de Emir Yoma, Lourdes Di Natale, y la muerte del fiscal Alberto Nisman.
Pues bien, el libro “Caso Nisman: Secretos inconfensables I”, del periodista y escritor Juan Salinas, revela en forma de “thriller” la vinculación de estos casos que conmovieron a la opinión pública y que tienen una trama en común: el encubrimiento y el desvío de las principales pistas judiciales.
Como ejemplo, el libro de Salinas hinca el cuchillo en la investigación hasta estos días. La fiscal a cargo del caso por la muerte de Nisman, Viviana Fein, afirmó que “no había absolutamente nada” que indicara que al titular de la UFI-AMIA lo asesinaran. Apenas se publicó su declaración, la jueza a cargo, Fabiana Palmaghini, tomó la causa.
Salinas explica que “en sintonía con el gobierno amarillo”, en referencia a la administración de Mauricio Macri, Palmaghini intentará “mantener la causa abierta por los siglos de los siglos”. En este sentido, considera que es “absurda” la conversión de la UFI-AMIA del Poder Ejecutivo en UIF-AMIA-Nisman con rango de Secretaría de Estado, al frente de la cual Macri puso al ex senador Mario Cimadevilla.
Cimadevilla, explica Salinas, “ya adelantó que quiere reformar el Código Penal Procesal para juzgar en ausencia a los iraníes acusados por Nisman que no tuvieron absolutamente nada que ver con los atentados, y que, excepto uno, jamás pisaron la Argentina”.
En tal sentido, agrega que Palmaghini citó a declarar al ex espía Antonio Stiuso para “blanquearlo” porque “los amigos de Jaime (uno de los nombres de guerra de Stiuso) controlan tanto la AFI como Boca y son hegemónicos en el Poder Judicial”. Para el periodista, resulta “curioso” este último hecho porque Macri “se la pasó diciendo que la causa en la que estaba procesado por las escuchas que practicaba la Policía Metropolitana del comisario Jorge ‘El Fino’ Palacios a troche y moche (incluido al marido de la hermana del actual Presidente) fue un armado de Stiuso, pero parece que la animadversión de ambos hacia Cristina y la búsqueda de complicarle la vida (y, si les es posible, meterla presa) los está reconciliando”.
“En este contexto, creo que hay que prestarle atención a la profecía de Jorge Asís acerca de que Stiuso está volviendo. Es más, no me extrañaría que ya estuviera aquí, en Buenos Aires”, dice Salinas, refiriéndose al anuncio del ex espía de que declarará en febrero ante la jueza Palmaghini.
Espías y más espías. El libro señala además que varios servicios de inteligencia nacionales y extranjeros estuvieron avisados de los atentados a la Embajada (1992) y la AMIA (1994). “Unos participaron y organizaron anticipadamente el encubrimiento y otros callaron. Se inició así una Historia Oficial que implotó hace una década cuando tras el juicio oral más largo de la historia, los jueces fallaron que se trató de ‘un armado al servicio de políticos inescrupulosos’”.
“En ese momento se inició una segunda fase del encubrimiento, una maniobra ‘gatopardista’ para salvar lo esencial de aquel derrumbe: la supuesta existencia de una Trafic-bomba conducida por un kamikaze libanés teledirigido por protervos ayatolás persas. Su rostro fue el del fiscal Alberto Nisman, títere de Stiuso, hombre fuerte de la SIDE y un franquiciado de la CIA y el Mossad con patente de corso para todo tipo de operaciones”, señala Salinas.
Al respecto, el libro enmarca en el encubrimiento “un tropel de asesinatos disfrazados de suicidios, como el de Lourdes Di Natale, el alevoso desvío de las investigaciones y el sistemático entierro de lo que iba descubriéndose: que los bombazos estaban relacionados con el blanqueo de dinero negro procedente de tráficos ilícitos de drogas y armas, habían sido encargados desde la cima del poder y ejecutados por mano de obra mercenaria”.
Salinas estuvo contratado durante tres años por la propia AMIA para investigar el atentado y este libro es fruto de dos décadas de trabajo.
Aunque lo parezca, el libro no es una novela sino una historia “inconfesable” que “emponzoña el presente y el futuro”, dice Salinas, como demuestra la persistente y no saldada polémica sobre el memorándum firmado con Irán.