En Holanda una maravilla arquitectónica solucionó un problema de conectividad a través del río y creó un punto turístico que recrea el famoso pasaje bíblico.

De la Redacción

Moisés dividiendo las aguas del Mar Rojo para escapar de Egipto es uno de los pasajes bíblicos más famosos. Miles de años después, uno puede sentirse ese profeta si da una vuelta por la localidad holandesa de Halsteren, donde una maravilla arquitectónica separa las aguas de un río para cruzar de una orilla a la otra.

El Fuerte de Roovere es una construcción que ha quedado en pie desde el siglo XVII y es uno de los tantos lugares turísticos de Holanda. La edificación era parte de la línea de defensa del sur del país contra las invasiones francesas y españolas de la época.

Con el paso del tiempo, el fuerte quedó aislado debido al canal que lo rodea y los arquitectos decidieron que el puente que lo uniera con el exterior no debía interrumpir el hermoso paisaje en el que está ubicado.

La ingeniosa manera de resolver ese problema fue crear una pasarela bajo el nivel del agua con la madera del lugar, que diera la ilusión óptica de ser invisible si uno observa la zona desde lo alto.

La sorpresa es total cuando uno divisa a la gente caminando por el puente como si realmente lo estuviera haciendo por entre el agua del río.

Muchas rutas de ciclismo y “trekking” confluyen en este punto para recrear la vista de los turistas aventureros que se animan al bosque holandés casi en la frontera con Bélgica.