La historia de Leonor de Aquitania. Una mujer poderosa y única

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Reina de Francia y más tarde de Inglaterra, Leonor de Aquitania fue una de las mujeres más relevantes del siglo XII. Bella y carismática, tuvo diez hijos en sus dos matrimonios y supo manejar el poder y conseguir sus propósitos.

Por Jorgelina Perez

Criada como un niño por su padre, el duque de Aquitania Guillermo X, Leonor aprendió de pequeña el latín, la práctica militar y la caza.

Su particular crianza la llevó a convertirse en una de las mujeres más destacadas de la Edad Media, cuando la mayoría de ellas estaba confinada a realizar tareas hogareñas y a cuidar a sus familias. Tuvo diez hijos con dos reyes distintos y vivió 82 años, cuando el promedio de vida de las mujeres de la época era de 40.

En 1130 murió Guillermo, su único hermano, y se convirtió en la única heredera de su padre. Guillermo X falleció repentinamente siete años después cuando participaba de la celebración del Viernes Santo en la Catedral de Santiago de Compostela, y Leonor heredó el condado de Poitiers y el Ducado de Gascuña y Aquitania, una enorme porción de terreno que se extendía desde Loira hasta los Pirineos y que su padre se encargó de que sólo pudiese ser heredada por sus descendientes directos y nunca pasase a manos de sus maridos.

Aunque siempre estuvo rodeada de jóvenes admiradores, el amor le llegó a los 15 años. Y el afortunado fue nada más y nada menos que el futuro Luis VII de Francia, un año mayor que ella, con quien se casó en el verano de 1137.

Pero ella se dio cuenta después de la boda de los verdaderos deseos y sentimientos de su marido: la vocación de Luis era servir a la Iglesia. Pero la prematura muerte de su hermano Felipe a raíz de una caída de un caballo en 1131, lo llevó al trono de Francia, que él no deseaba ocupar ni había sido preparado para ello. Tras la muerte de su padre Luis el Gordo debido a sus copiosas comilonas, fue coronado el 25 de diciembre de 1137 y llamado Luis el Joven por su corta edad cuando accedió al trono.

Leonor acompañó a su marido a la Segunda Cruzada de 1147 y, según el cronista de la época Nicetas Choniates, ella participó en la contienda montando su caballo como cualquier varón. Luego se dirigieron a Antioquía, donde la reina fue acusada de mantener relaciones sexuales con uno de sus tíos, Raimundo de Poitiers, príncipe de la ciudad.

Según el obispo inglés Juan de Salisbury, los recelos de Luis comenzaron al ver que Raimundo prestaba demasiada atención a su esposa y al observar las largas conversaciones entre ellos.

Por su parte, el arzobispo e historiador Guillermo de Tiro afirmó que Raimundo sedujo a Leonor como venganza, ya que Luis se negó a ayudarlo en su lucha contra los sarracenos, como se denominaba entonces genéricamente a los musulmanes.

Leonor y Luis VII tuvieron dos niñas, lo que le causó una profunda decepción al rey, que deseaba un heredero varón. María, futura condesa de Champaña, nació en 1145, mientras que Adelaida (Alix), futura condesa de Blois, nació en 1151.

Con el paso de los años, y cansada de las constantes infidelidades de su marido, la reina decidió pagarle con la misma moneda, lo que terminó costándole el matrimonio. En marzo de 1152 obtuvieron la anulación de su matrimonio basándose en la consanguinidad en cuatro grado.

Cuando tenía cerca de 30 años, Leonor conoció a Enrique de Plantagenet, por entonces de 18, quien quedó hechizado por la belleza y la personalidad de la ya ex esposa de Luis VII.

Los once años de diferencia no fueron un obstáculo para que se casaran en la Catedral de San Andrés de Burdeos el 18 de mayo de 1152. Enrique poseía Anjou, Maine y Normandía, además del Reino de Inglaterra y Gales. Y su matrimonio dio origen al Imperio Angevino, que se extendía desde Escocia a los Pirineos y que implicaba un gran desafío para el anterior marido de Leonor. Así, durante los tres primeros meses posteriores a su boda, Enrique batalló contra el ex marido de Leonor y sus aliados.

Enrique II fue el monarca más poderoso de su época y con Leonor tuvo tres niñas y cinco niños, entre ellos Ricardo, conocido posteriormente como Ricardo Corazón de León, y Juan, que más tarde sería el popular rey Juan Sin Tierra.

El matrimonio se rompió cuando Leonor descubrió que su marido tenía una aventura amorosa con Rosamunda Clifford, a menudo llamada \”La bella Rosamunda\” o \”La Rosa del Mundo\”. (Ver recuadro).

El rey quería que Juan fuera su sucesor, pero Leonor favorecía a Ricardo. Y Godofredo, el otro hijo que intentó superponerse sin éxito, murió en 1186 aplastado por un caballo.

En 1170, Leonor obligó a Enrique a formalizar su testamento, distribuyendo sus dominios entre sus hijos. Y lo indujo a entregar a Ricardo los dominios de Gascuña, Aquitania y Poitou, que eran de su propiedad, y a Juan, a pesar de que era el preferido del rey, le cedió tan pocos terrenos que se lo pasó a conocer como Juan Sin Tierra.

Leonor quedó tan enfurecida con el reparto que convenció a sus hijos para que lucharan contra su propio padre. Y para ello recurrió sin escrúpulos a su primer marido, Luis VII, para que se le uniera.

Pero Enrique II logró la victoria y, aunque disculpó la traición de sus hijos, nunca perdonó a su mujer: Leonor fue acusada de traición y encarcelada en el castillo de Chinon durante quince años.

Enrique murió en 1189 y una vez que su hijo Ricardo Corazón de León fue proclamado rey, liberó a su madre, ya de 67 años. Leonor se convirtió entonces en reina regente, mientras su hijo viajaba para participar de la Tercera Cruzada (1189-1192).

Leonor se recluyó en la Abadía de Fontevrault, en la francesa Anjou, pero luego de la muerte de Ricardo, el 6 de abril de 1199, abandonó su retiro para conseguir la coronación de su hijo Juan en lugar de su nieto, el duque Arturo I de Bretaña, hijo póstumo de Godofredo y a quien prácticamente no conocía.

En 1200, con casi 80 años, decidió viajar a Castilla para escoger entre sus nietas, las infantas de Castilla -hijas de su hija Leonor y de Alfonso VIII de Castilla- a la que se convertiría en la esposa del hijo de Felipe II Augusto, el futuro Luis VIII de Francia. La elegida fue Blanca, que luego se convirtió en una de las reinas más célebres y tuvo 14 hijos.

Leonor sobrevivió a todos sus hijos, y con más de 80 años se volvió a recluir en la Abadía de Fontevrault, el panteón familiar de los Plantagenet, donde murió el 2 de abril de 1204 y fue enterrada junto a Enrique y a su hijo Ricardo.

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