El presidente del Banco Ciudad apuntó que la velocidad para salir del control de las divisas dependerá de la rapidez del nuevo gobierno para generar confianza. La herencia fiscal.
El presidente del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio (h), sostuvo que “la velocidad del desarme del cepo dependerá de la confianza” que genere el nuevo Gobierno que asuma el próximo 10 de diciembre.
El declaraciones a gacetamercantil.com, Frigerio opinó este miércoles que el cepo es “una aberración” y “una de las peores de tantas malas decisiones que tomó el gobierno nacional en estos años”.
Además, “paradójicamente (esta decisión se tomó) en un momento histórico en el cual si algo sobraba en el mundo eran dólares”.
Por lo tanto, “no cabe otra posibilidad que desarmar el cepo, ahora, la velocidad del desarme del cepo depende de la confianza que se genere; cuanta más confianza puedan generar los conductores de la política, más rápido se podrá salir del cepo”, anticipó.
El alusión al debate entre el economista Miguel Bein, que asesora al gobernador bonaerense y precandidato presidencial del oficialismo Daniel Scioli, y el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, Frigerio consideró que, “por supuesto, otros políticos que formaron parte de este Gobierno en el momento en que se estableció el cepo tienen más dificultades que Mauricio Macri para construir esa confianza”.
Para el economista, un gobierno de otro signo político que el actual no debe plantearse “desafíos extraordinarios” sino “simplemente parecernos a los que pasa en Ecuador, en Chile o en Perú y Paraguay”, donde se combinan “una inflación baja y un mercado único y libre de cambios”.
De todos modos, estas medidas coyunturales son necesarias pero “las cosas importantes en la Argentina pasan por otro lado: pasan por la educación, por el desarrollo armónico a lo largo y a lo ancho de todo el territorio nacional; por ahí pasan los grandes desafíos, y aemás tener crédito y baja inflación, que es lo que tienen todos los países de la región”.
En cuanto a la situación fiscal de las provincias, tema al cual Frigerio le ha dedicado los últimos años desde la actividad privada, el titular del Ciudad consideró que están “complicadas” porque tienen “un problema de deuda y dependen de la voluntad discrecional del gobierno nacional”.
Las finanzas públicas de las provincias “podrían estar peor si no hubiesen incrementado la presión impositiva”, algo que hicieron “cuando ya el gobierno nacional no podía asistirlas por sus propios problemas fiscales”.
Esto, agregó, “se ve muy bien cuando se analiza la calidad de los bienes y servicios públicos, ahí se percibe claramente”.
El distrito bonaerense, según Frigerio, tiene el problema del “modelo inflacionario” por el cual se fue diluyendo el Fondo del Conurbano. “Llama la atención que todos los gobernantes han perdido conquistas del pasado”, y “claramente hubo un modelo que trató peor a la Provincia de Buenos Aires que a las otras provincias, y en la provincia no pudieron o supieron defender efectivamente esas conquistas”.
Consultado sobre el enfrentamiento del kirchnerismo con sectores como el campo o el sistema financiero, Frigerio apuntó que “con Clarín al principio no eran enemigos, eran aliados”.
En cuanto al sistema financiero, “hasta hace poco era el gran ganador, y el sector industrial, con el que el gobierno se llena la boca, hoy tiene menos peso sobre el PIB que en la década del noventa, las exportaciones industriales son aún menos importantes”.
La Argentina, en la última década, “perdió una gran oportunidad porque nunca el mundo estuvo tan a favor de la región”.
Se da la paradoja, acotó Frigerio, de que el gasto público representa la mitad de la actividad económica “y existe una ausencia del Estado en cuestiones básicas como educación, seguridad y justicia”, y además en un contexto de “asfixia impositiva”.
Simultáneamente, “tenes que reconstruir el Estado y dar alivio” a la presión fiscal. “La única forma de enfrentar esta paradoja es con la gestión, es no derrochar el gasto, generar menos grietas en el gasto por la corrupción”.
Para Frigerio, “nunca se gastó tanto y tan mal, porque el gasto lejos está de responder a los sectores más vulnerables”.
Por último, remarcó que los países desarrollados tienen “dos características ineludibles: la diversificación es una, porque no hay país desarrollado que produzca pocos bienes; y en segundo lugar, que venden productos embebidos de conocimientos”. Por eso “es importante que los gobiernos se ocupen de la calidad de la educación”.