La incontrolada propagación del ébola provocó la muerte a casi 4.500 personas y comenzó a perjudicar a empresas mineras, petroleras y agrícolas presentes en los países del oeste de África más afectados por esta fiebre hemorrágica. Los mercados europeos ceden ante el pánico y el FMI llamó a \”no aterrorizar al mundo\”.

El temor por la propagación del ébola crece en todo el mundo, en medio de los pronósticos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que hacia finales de este año los nuevos casos semanales podrían multiplicarse por cinco o diez de los mil actuales, y la amenaza económica de los mercados bursátiles europeos, que ceden rápidamente al pánico.

Las empresas instaladas en los países de África Occidental más afectados por el virus ya sufren las consecuencias económicas del brote y ante este panorama el Fondo Monetario Internacional (FMI) llamó a “no aterrorizar al mundo” con las medidas tomadas para prevenir el contagio.

Los dirigentes económicos del planeta reunidos la semana pasada en la cumbre anual del Banco Mundial y el FMI acordaron intensificar la acción contra la epidemia y evitar que los estragos sobre seres humanos y los daños económicos se extiendan fuera de África.

Las autoridades sanitarias estadounidenses advirtieron además que el mundo debe evitar la expansión de un “nuevo sida”. “Este será un largo combate (…) En los treinta años que llevo trabajando en la salud pública, lo único comparable ha sido la del sida”, afirmó Tom Frieden, director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

En un encuentro con líderes políticos del Continente Africano organizado por el Banco Mundial, Frieden dijo que “la velocidad (con la que hay que actuar para evitar su rápida expansión) es la variable más importante”. “Tenemos que trabajar lo más rápido posible para que este brote no se convierta en una amenaza como la del SIDA”, enfatizó.

El virus genera cada vez más inquietud, falsos rumores y paranoia por el miedo a una epidemia mundial, lo que provocó que los países de Europa y América hayan reforzado los controles de seguridad de los viajeros procedentes de los países más afectados.

Expansión. El temor por la propagación del virus se multiplicó luego de que se registrara en España el primer caso de infección fuera de África. Una auxiliar de enfermería de 44 años se convirtió la semana pasada en la primera persona contaminada fuera del continente africano, luego de tratar a dos misioneros españoles repatriados en agosto y septiembre.

De acuerdo con los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud, esta fiebre hemorrágica ya afectó a 8.914 personas, matando a 4.447 de ellas, principalmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea.

La propagación del virus comenzó a afectar también a la economía, no sólo de los países africanos más castigados por la fiebre sino también a los mercados europeos.

La incontrolada propagación del ébola lastra los resultados de las empresas mineras, petroleras y agrícolas presentes en África Occidental, aunque no todas lo admiten abiertamente.

Ninguna quiere padecer lo ocurrido con London Mining. Esta pequeña sociedad británica, cuya actividad está concentrada en la mina de hierro de Marampa, en Sierra Leona, vio cómo su cotización se derrumbó en pocas horas en la bolsa de Londres a menos de un penique (un céntimo de euro).

Esta contagiosa febrilidad también afecta a las grandes multinacionales como el grupo francés Bolloré, muy presente en África en los sectores portuario y agrícola y que explota los puertos de Conakry (Guinea) y Freetown (Sierra Leona).

Por su lado el gigante petrolero estadounidense ExxonMobil informó a principios de octubre que posponía la exploración de un pozo petrolero en Liberia debido a “la seguridad, la salud y los problemas logísticos vinculados al ébola”, y que había restringido “los viajes no indispensables hacia los países afectados” para sus empleados.

Asimismo el grupo malasio Sime Darby indicó a la agencia AFP que la explotación de sus plantaciones para la fabricación de aceite de palma en el noroeste de Liberia había sido “adaptada a la amenaza que constituye el ébola”.

Precauciones similares fueron aplicadas en los países limítrofes. Desde agosto, el grupo minero británico Randgold había “aconsejado a sus empleados no viajar a las zonas afectadas y pidió a los subcontratantes que no trajeran a trabajadores procedentes de estas zonas a los sitios de la empresa”, especialmente las minas de oro explotadas en Malí y Costa de Marfil.

Más radical aún, la compañía aérea British Airways dejó de volar a Sierra Leona y Liberia desde agosto y hasta marzo de 2015.

La acumulación de estas medidas condujo al ministro de Finanzas de Sierra Leona, Kaifala Marah, a comparar los efectos de la epidemia a los de un “embargo económico” a su país.

Sin embargo, la actividad se mantiene aunque ha sido “ligeramente reducida” en Sime Darby. La compañía malasia prevé que la epidemia afectará su “resultado a corto plazo” en Liberia, pero es optimista sobre su capacidad para “superar este contratiempo”. Además, la empresa ha hecho una donación de un millón de ringitts (Eur 243.000) a la Cruz Roja y a las autoridades sanitarias locales.

También el fabricante estadounidense de neumáticos Firestone – filial del japonés Bridgestone – aporta su ayuda y va incluso más lejos, al poner a disposición su hospital Du Side Village no solamente a sus obreros y sus familias (unas 80.000 personas), sino también a las poblaciones que residen cerca de sus gigantescas plantaciones de hevea, una especie de árboles de los que se extrae un látex que es transformado en caucho.

Ante este panorama, el FMI pidió “no aterrorizar al mundo” con las medidas tomadas para prevenir la expansión de la epidemia fuera de África occidental.

“Debemos manejarnos con una extrema prudencia para no aterrorizar al mundo respecto a África en su conjunto”, declaró la directora gerente del Fondo, Christine Lagarde.

En una intervención el sábado en Washington, Lagarde llamó a romper el aislamiento de Guinea, Liberia y Sierra Leona, mientras los Estados multiplican los controles sobre los viajeros procedentes de estos tres países.

Pero el temor y la preocupación se propagan. Según el Banco Mundial, esta epidemia podría costar más de 32.000 millones de dólares en África occidental hasta finales de 2015.

En las Naciones Unidas, el jefe de la misión para luchar contra el ébola (UNMEER), Anthony Banbury, había destacado la urgencia de la crisis, al tiempo que había subrayado la importancia de la preparación y de la prevención en los países no afectados.

En medio de la alarma y las llamadas a la calma, algunas luces de esperanza empezaron a surgir el sábado en la crisis suscitada por esta epidemia contra la que no se tiene tratamiento ni vacuna probada.

En Moscú, la ministra de Sanidad Veronika Skvortsova aseguró que Rusia tiene a punto tres vacunas que podrían estar preparadas en los próximos seis meses.

Además, los ensayos clínicos de otra vacuna, en fase de pruebas en Estados Unidos y el Reino Unido, se iniciaron recientemente en Mali, indicó a la AFP el ministro de Sanidad de este país, Ousmane Koné.

Pronósticos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó este martes que en diciembre podría haber entre 5.000 y 10.000 nuevos casos semanales de ébola, en lugar de unos mil actualmente.

Basándose en hipótesis de trabajo, el subdirector general de la OMS, Bruce Aylward, indicó que “desde hace unas tres o cuatro semanas, venimos teniendo unos mil casos por semana”.

La mortalidad de la epidemia de ébola que afecta al África occidental llega al 70% en Guinea, Sierra Leona y Liberia, los más afectados.

El presidente estadounidense Barack Obama y el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, llamaron a la comunidad internacional a redoblar sus esfuerzos para hacer frente a la enfermedad.

Los ministros de Salud de la Unión Europea deben, por su parte, reunirse este jueves en Bruselas para debatir un refuerzo de las medidas de control en las fronteras y una mejora de la coordinación entre países. En el aeropuerto londinense de Heathrow, se llevaban a cabo este martes interrogatorios y controles de temperatura para los viajeros procedentes de los países más afectados.

España decidió, por su parte, formar a todo el personal, sanitario y de urgencias, susceptible de entrar en contacto con el virus. Muy criticada por su gestión del contagio de la axuliar de enfermería Teresa Romero, la ministra de salud, Ana Mato, compareció este martes ante el Senado para dar explicaciones.

El marido de Romero denunció el lunes los fallos que se produjeron y exigió la dimisión del consejero de Sanidad de la región de Madrid, que acusó a su mujer de haber mentido sobre lo ocurrido.

En Estados Unidos, las autoridades sanitarias alegaron un fallo en la aplicación de las medidas de protección para explicar el primer contagio en suelo americano, el de una trabajadora sanitaria del hospital de Dallas. La enferma formaba parte del equipo que trató a un paciente liberiano enfermo de ébola, que murió la semana pasada.

En Liberia, el país más afectado por la enfermedad, el personal sanitario está en huelga desde el lunes para obtener el pago de primas de riesgo, ya que están muy expuestos al virus. Entre ellos, 201 contrajeron la enfermedad, de los cuales murieron 95, según la OMS.

La directora de la OMS, Margaret Chan, confió “no haber visto nunca una crisis sanitaria amenazar la supervivencia de sociedades y gobiernos en países ya de por sí muy pobres”.

El impacto del ébola en la salud de la población de varios países y el golpe que podría significar en la economía global encendió las alarmas de los principales líderes del mundo, que exhortaron a trabajar a contrarreloj para intentar contener la expansión de esta fiebre hemorrágica para que no se convierta en el sida del siglo XXI.