El Instituto de Investigación, Luz, Ambiente y Visión (IILAV) dependiente de la UTN-CONICET, cotejó imágenes fotográficas y del video de los restos del fuselaje del helicóptero Bell Ranger que pilotaba Menem (h), sobre los cuales Zulema Yoma aseguraba que existían orificios de bala.
El juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, recibió un informe con las pericias comparativas de fotografías y videos vinculados a la muerte de Carlos Menem Jr. en las cuales se descartó que el hijo del ex presidente haya muerto como consecuencia de un atentado cuando cayó su helicóptero el 15 de marzo de 1995 en Ramallo.
El Instituto de Investigación, Luz, Ambiente y Visión (IILAV) dependiente de la UTN-CONICET, cotejó imágenes fotográficas y del video de los restos del fuselaje del helicóptero Bell Ranger que pilotaba Menem (h), sobre los cuales Zulema Yoma aseguraba que existían orificios de bala.
Según informó hoy el Centro de Información Judicial (CIJ), los peritos determinaron que el “detalle” encontrado en las fotográficas del cobertor del hidráulico de la nave, tanto en su parte interna como externa, se trataba “de un orificio de forma irregular, que habría sido producido por el impacto de un objeto irregular tipo esquirla, descartándose que se trate de una bala”.
Con relación al impacto observado en la cola de la aeronave -en la que viajaban Menem Jr. y el piloto de automovilismo Silvio Oltra-, se llegó a la conclusión de que el mismo ni siquiera era un orificio, “sino que se trata de una deformación adquirida de la chapa”.
En cuanto al análisis de tres fotografías que hizo en su momento Gendarmería, que muestran una alteración de la chapa interior de la puerta derecha de inspección correspondiente al habitáculo de turbina y transmisión principal (orificio rectangular con dos rayados en distintas direcciones en su adyacencia inferior), los peritos trazaron una posible hipótesis del ángulo de trayectoria de un proyectil y las zonas de la nave que debería haber atravesado, llegando a la conclusión de que el impacto se habría producido prácticamente desde abajo mismo de la aeronave.
No obstante, “no se encontraron orificios en la zona inferior del fuselaje que evidencien una compatibilidad con la trayectoria en línea recta de una bala”.
Ese orificio rectangular también fue comparado con el típico perfil producido por el impacto de un proyectil en una chapa, para lo cual se tomaron imágenes de referencia, lo que dio como resultado “diferencias sustanciales”, según el informe que recibión Villafuerte Ruzo.
En esa misma dirección, al analizar varias fotografías tomadas a la parte inferior del helicóptero, y sobre las cuales la querella afirmaba que existía una marca sospechosa, los peritos determinaron “que se trata de un caño de drenaje del aparato”.
También se analizó una abolladura y orificio que aparece en una fotografía del condensador del aire acondicionado extraída por la Gendarmería. Pero, teniendo en cuenta la zona de ubicación de dicho condensador en el helicóptero a fin de analizar la posible trayectoria de un eventual proyectil, las fotografías “no muestran orificios en la superficie de parte inferior del fuselaje.”
Finalmente, se analizó una foto con una marca con alteraciones en la pintura y los cinturones de seguridad de los ocupantes de la aeronave, de donde se observaba una mancha que sugería la probabilidad de un orificio y un agujero circular en el lado izquierdo.
En el primer caso, la marca en cuestión fue comparada morfológicamente con imágenes de impactos de bala en chapas similares, concluyéndose que “no hay correspondencia con las referencias correspondientes a impactos de bala”, mientras que el análisis de los cinturones arrojo que se trataba de “una mancha de barro”, en tanto que el orificio mostraba “fibras del tejido hacia afuera del cinturón, sugiriendo que el orificio fue producido de atrás hacia adelante”.