El palacio San José fue la residencia del general Justo José de Urquiza, el primer presidente constitucional de la Confederación Argentina, siendo declarado en 1935 Monumento Histórico Nacional y ordenándose la creación del Museo.
A 30 kilómetros de la ciudad de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, se encuentra el Palacio San José, residencia del primer presidente constitucional de la Confederación Argentina entre 1854-1860, Justo José de Urquiza, y además centro político y comercial entre 1848 y 1870.
La residencia, ubicada en el kilómetro 128 de la Ruta Provincial 39, fue declarada Monumento Histórico Nacional por Ley Nº 12.261 del 30 de agosto de 1935, ordenándose en el mismo acto la creación del Museo, que fue inaugurado el 13 de agosto de 1936.
De una arquitectura deslumbrante, la casa de Urquiza ofrece a los visitantes una variedad de atractivos y misterios ocultos que hacen del lugar una parada casi obligatoria en el paso por la provincia. Allí se pueden observar documentos históricos, colección de pinturas, mobiliarios, vajilla y una serie de servicios de vanguardia para la época.
La despampanante casa del General. La construcción de la casa se inició en 1848, con la intervención de los arquitectos Jacinto Dellepiane primero y de Pedro Fossati después, y luego se transformó en el Palacio San José, testimonio de lo que fue el centro del poder político y lugar de residencia familiar de Urquiza.
Emplazada en un área de 40 hectáreas de parques de un total de 120 que integran el predio, la construcción cuenta con 38 habitaciones estructuradas alrededor de dos patios: el de Honor y el del Parral.
En declaraciones a Gaceta Mercantil, el Director del Palacio San José “Museo y Monumento Nacional Justo José de Urquiza”, Luis Ángel Cerrudo, afirmó que “la casa impactaba con su arquitectura italianizante, que desde su monumentalidad reflejaba la relación inseparable con quien ejercía el poder político y económico de la Confederación Argentina”.
Cerrudo precisó que la residencia se construyó en tres etapas muy definidas. “Un primer momento, donde Urquiza escogió el lugar para su implantación y comenzó a levantar las primeras habitaciones. Un segundo donde contrató al arquitecto Jacinto Dellepiane, quien edificó el casco de estancia con sus dos patios y la galería del frente con los miradores en sus extremos, generando la simetría que se ve en todo el edificio. Finalmente, la presencia del arquitecto Pedro Fosatti, quien embellece y jerarquiza todo el conjunto edilicio, rematando la construcción con una capilla en el patio posterior”.
El palacio fue construido para ser la residencia de Urquiza y de su esposa, Dolores Costa, que vivieron con los hijos que fueron naciendo en su matrimonio, once en total, y algunos de los que el caudillo ya tenía de relaciones anteriores.
“Siempre había algún visitante o colaborador alojado en las habitaciones de huéspedes y en las habitaciones del segundo patio, ya que la residencia no sólo era la casa familiar, sino que era el centro de poder de la provincia y de la región durante los veinte años en los que vivió Urquiza, hasta su muerte el 11 de abril de 1870 en una de sus habitaciones”, relató Cerrudo.
La vivienda de Urquiza fue la primera del país en tener agua corriente y ocupó unas 2.500 hectáreas entre parques, jardines y una quinta de frutales.
Testigo de majestuosas visitas. La personalidad más destacada que acogió este Palacio fue el por entonces presidente Domingo Faustino Sarmiento, visita que se concretó el 3 de febrero de 1870, en el aniversario de la batalla de Caseros.
“Se relata que el presidente (Sarmiento) arribó al puerto de Concepción del Uruguay en un buque denominado provocativamente ‘Pavón'”, en referencia a la batalla entre las fuerzas porteñas, comandadas por el general Bartolomé Mitre, y las tropas de la Confederación Argentina, al mando del general Urquiza.
En un combate dudoso, el caudillo y gobernador entrerriano retiró sus tropas del campo de batalla, aun teniendo superioridad numérica, al suponer que como una parte del ejército estaba perdiendo, la otra también, explicó la profesora de historia Ana María Discenza.
El director del Palacio especificó que Sarmiento fue recibido “con una formación, al ingreso de su casa, distante a cinco leguas de la capital provincial (Concepción del Uruguay), vestidos con el uniforme federal y un camino de pétalos de rosa rojos, según cuenta la tradición”.
Además, detalló que el entrerriano “colocó en el dormitorio preparado para Sarmiento una canilla con agua corriente, todo un adelanto tecnológico para la época, en respuesta a la acusación de bárbaro que hacía el sanjuanino a los caudillos en general y a Urquiza en particular”.
Cerrudo indicó que la de Sarmiento “fue la última visita destacada a la casa”, pero aclaró que en la residencia “se alojaron a lo largo del tiempo embajadores, empresarios extranjeros, gobernadores como Bartolomé Mitre o presidentes como Derqui”.
“Durante el tiempo en que Urquiza fue Director de la Confederación Argentina (1852–1854) y Presidente (1854–1860) pasó la mayor parte del tiempo en esta casa, por lo que la afluencia de personalidades de la esfera política nacional y extranjera, empresario, hombres de negocios era permanente”, puntualizó.
La muerte de Urquiza. De acuerdo con las declaraciones del director del Palacio, antes del asesinato de Urquiza “hacía un tiempo que algunas decisiones del gobernador entrerriano habían ido generando una división en el partido federal”.
“El retiro de la batalla de Pavón -dejándole a Mitre la tarea política de unificar el territorio-, la participación en la Guerra de la Triple Alianza a pesar de la oposición de dirigentes y pueblo entrerriano, tal vez fueron las acciones que más fisuras provocaron en una dirigencia joven, que veía que los 30 años de ejercicio del poder por parte de Urquiza habían ido mellando la capacidad de percepción de la realidad del caudillo. La visita de Sarmiento, en ese contexto, enemigo declarado de Urquiza, del Partido Federal y de los caudillos populares, fue el detonante”, precisó.
“Al atardecer del 11 de abril, una partida de aproximadamente 50 personas, al mando de (el caudillo) Simon Luengo y (el capataz de una de las estancias de Urquiza) Nicomedes Coronel, ingresó al Palacio San José luego de reducir a la guardia y sorprendió al gobernador entrerriano en el patio principal, y frente a su dormitorio lo mataron de un pistoletazo en la cara y cinco puñaladas”, relató Cerrudo.
De residencia a museo histórico. Amplios parques y jardines, sumados a objetos cotidianos y aromas propios, nos permiten reencontrarnos con el ayer y rememorar la vida íntima y pública de Justo José de Urquiza.
“El visitante, al ingresar al edificio, se encuentra con una sucesión de parques (Parque exótico, Jardín Francés) que dejan ver el imponente frente con la galería de columnas toscanas y los miradores, permitiendo ingresar a través de un gran zaguán a las habitaciones principales (Sala de recepciones a la izquierda y escritorio a la derecha) y al Patio de Honor, donde una galería con columnas similares a las del frente rodean a las habitaciones de la casa (comedor, sala de juegos, dormitorios familiares, habitaciones para huéspedes)”, describió Cerrudo.
Desde el 2001, año del bicentenario del nacimiento de Urquiza, el Museo implementó una propuesta denominada “Una noche en casa del General”, que permite realizar visitas nocturnas, con el objeto de ofrecer a los visitantes una opción diferente a la hora de dar una vuelta por la residencia.
“El encuentro con el pasado, con las historias que encierran y fluyen de estas paredes, es una invitación a un diálogo interior profundo. Un encuentro con nosotros mismos donde está permitido gozar con el conocimiento, disfrutar la belleza, emocionarnos con nuestras pérdidas, reconocernos en el otro…un lugar que nos da permiso para apropiarnos de nuestro pasado y que nos ayuda a mantenerlo vivo en nuestro interior y en nuestro tiempo, resignificándolo y resignificándonos”, expresó Cerrudo en su libro “El Palacio San José, casa del general Urquiza”.