¿Qué hubiera pasado en EEUU si un candidato a legislador se hubiera comportado como Juan Cabandié?
¿Qué hubiera pasado en Canadá, o Australia? ¿O en el Reino Unido, en Alemania, en cualquier país escandinavo o en Francia? ¿O en España? ¿O en Chile? ¿O en Uruguay?
Tampoco es necesario ir tan lejos. ¿Qué hubiera pasado con un candidato de la CC, del macrismo, del radicalismo, del socialismo o tal vez del propio “massismo” si mostrara una conducta similar? ¿Alguien imagina que hubiera durado más de un par de días sin tener que resignar su candidatura?
El kirchnerismo es, en efecto, un “rara avis” en la política argentina. Su relativismo moral es amplio, y su tolerancia a la inmoralidad de los propios está en relación directa con su exigencia impostada hacia la moral ajena.
Es realmente increíble que siga campante su campaña acumulando excusas sobre mentiras y falacias. Poco, muy poco que ver con un comportamiento democrático, republicano, honesto. De él, pero también de la fuerza política que lo sigue proponiendo como su representante.
* Senador nacional (MC) por UCR-Entre Ríos