La banda liderada por Marcelo \”Corvata\” Corvalán nos cuenta sobre el festejo de sus diez años, la reedición de su disco debut y el lanzamiento de su quinto trabajo de estudio, que significó la vuelta a la independencia discográfica.
Entrevistar a alguien siempre es placentero, porque significa conversar, aprender, debatir ideas con personas que uno admira. Es una especie de pequeño íntimo ejercicio de inteligencia, que a su vez promueve otro pequeño, íntimo y saludable ejercicio: el de la lectura, que es, en este caso, un acto de curiosidad, ya que el lector de una entrevista contempla un encuentro secreto, pero secreto solo en apariencia, porque el encuentro ha sido celebrado para él.
Este encuentro pautado tiene una excusa. Conversar con Marcelo “Corvata” Corvalán (bajo), Andrés “Andy” Vilanova (batería) y Hernán “Tery” Langer (guitarra), sobre el cierre de una etapa de más de diez años de trabajo, el relanzamiento de su primer trabajo de estudio, “Carajo” (2002), y la presentación de su nuevo disco, “Frente a frente” (2013).
Unamos fuerzas hoy/seamos uno. Para el único género totalmente marginado de la historia del rock nacional, donde el presente se vislumbra como una escena dividida en la que nadie convoca demasiado, salvo que ese alguien venga de afuera, la pregunta de rigor es simple: ¿Cuáles serán las razones por las cuales Carajo se mantiene durante más de diez años completamente activo (produciendo discos) y presente en la escena nacional? Para Corvata, la disciplina es lo que sintetiza tantos años de trabajo, “porque es importante para un proyecto donde están integradas un montón de personas, donde todos tenemos que tener claro qué hacer y, a la vez, tenemos la mismas intenciones, las mismas ganas”. También existen, al parecer, algunas reglas “que no están escritas”, afirma Tery. “Pero sabemos que para que las cosas se den como nosotros queremos hay que trabajar cada uno en lo que sabe”, agrega. Es decir, un sistema simple en donde cada una de las partes cumpla su función y, a la vez, se complemente. A esta altura queda claro que el aprendizaje de tantos años es condición de continuidad y que las cosas, en definitiva, “dependen de nosotros”. “Si no vamos a laburar, la cosa se estanca”, concluye Andy.
Fiel invitación a despertar/fiel invitación a prevalecer. Carajo nace en el 2001 y ha grabado cinco discos: el primero, “Carajo” (2002), bajo un sello independiente; los tres siguientes, “Atrapasueños” (2004), “Inmundo” (2007) y “El mar de las almas” (2010), mediante la disquera Universal, y por último, “Frente a frente” (2013), nuevamente con la impronta de un sello independiente.
“Nuestro nuevo disco es un punto de partida y, a la vez, el cierre de una etapa marcada por el trabajo con Universal. Fue un proceso que arrancó con la vuelta a la independencia de la banda, primero con la reedición de nuestro disco debut, que fue una especie de prueba piloto, para luego ya meternos de lleno en nuestro nuevo trabajo de estudio”, comenta Andy, y Tery agrega: “Al último disco lo veníamos cocinando desde hacía tiempo, ensayándolo, componiéndolo, y en el medio se nos ocurre la idea de reeditar nuestro primer trabajo, ya que estaba descatalogado y representaba los inicios de la banda, y, casualmente, volvimos a retomar el camino independiente”. En la misma sintonía que sus compañeros se encuentra Corvata. Para él, “se cerró una etapa de siete años con una misma disquera, y ahora es como volver a tener la libertad, como volver a festejar los comienzos, como que se cierra un círculo y se abre otro nuevo que nos encuentra más maduros, pero siempre con el mismo ímpetu, la misma expectativa de cuando empezamos”.
Nada peor que vivir sin arriesgar. Uno a veces piensa que lo mejor que le puede pasar a un artista es firmar con una multinacional. ¿Por qué, entonces, volver a tomar el camino de la independencia? “Es loco”, responde Andy, “pero no hubiésemos logrado este último disco si no era de manera independiente. Seguramente, si lo charlábamos con Universal, nos hubiesen dicho que no, no por mala onda, porque siempre estuvo la mejor y realmente siempre tuvimos libertad dentro de la compañía, sino por ciertos parámetros y cosas que te imponen con respecto a presupuestos, etc.”. Según Corvata, el problema es un poco más estructural. “Básicamente se iba del presupuesto. Carajo es una banda que le iba bien y ellos estaban contentos con nosotros, pero teníamos un contrato estándar, sin ninguna cláusula especial, entonces se hacía todo un poco más burocrático. No hubiésemos podido hacer un disco como el que hicimos”.
Nada que ganar/todo por hacer. “Hay una búsqueda de explotar nuestro sonido y que se escuche lo más real posible”, comenta Corvata sobre este disco doble de dieciséis canciones, un trabajo que marca la intención de la banda de sonar lo más natural que se pueda, reduciendo al mínimo los retoques digitales. “Sin querer copiar, creo que todos tenemos presente esas bandas que uno las escuchó siempre y te das cuenta que se juntaban y tocaban de verdad: Led Zappelin, Deep Purpel, Ac/Dc, Metallica. Como que ahí está el rock y, también, la enseñanza de tratar de ser nosotros mismos cuando tocamos y no preocuparnos tanto por el efecto. Tratemos de tocar lo mejor posible y centrar la energía en eso”, asegura.
Andy reconoce que escuchando bandas del estilo no terminaba de gustarle la artificialidad sonora que se plasmaba en esos discos, entonces el productor, Alejandro Vázquez, les planteó el objetivo de llegar a sonar así pero con la naturalidad de haberlo tocado. Es decir, “llegar hasta donde se pueda sin recurrir a la digitalidad tan concreta. Porque realmente nos pasaba que lo que generábamos en la sala nos gustaba, y preferimos conservar ese espíritu de naturalidad que llevarlo al extremo del high/definition”.
Pero quizás el logro más importante de este trabajo sea que cumplieron con la difícil tarea de unificar los dos universos musicales de Carajo, es decir, el sonido arrasador de sus shows en vivo con la parte instrumental, llena de melodías y sutilezas, de sus discos de estudio. “Siempre existió una división entre el sonido del Carajo en estudio y lo que uno plasma en vivo”, aclara Tery, y remarca: “En los conciertos sabemos que la banda funciona y tiene su impronta; después vemos si en el disco hay una sobreproducción, porque hay cuerdas, por ejemplo, trataremos de ver cómo las adaptamos al show en vivo”. En el caso de Corvata, prefiere imaginarse esta diferencia estudio/escenario como algo que se relaciona con la imagen, “la gracia del disco es pensarlo como una película y que luego ir a tocar en vivo represente como ir al teatro, donde tenés los actores, muchas cosas hay que imaginarlas, hay improvisación porque pasan imprevistos. Es otra adrenalina”.
¡Voy por más! Nuevamente Carajo logra plasmar en un disco la temática de lo actual. Con los años, la banda se fue influenciando no sólo del contexto social, político y económico, sino también de cosas más internas, eso de no perder el contacto con la realidad. El presente de Carajo los encuentra de la mejor forma, y como diría Corvata: “Ahora solo nos queda disfrutar de los festejos por los diez años, del relanzamiento del primer disco y ver cómo recibe la gente este último trabajo. Creo que es la excusa perfecta como para seguir tocando, ¿no?”
Nota publicada originalmente en Poslodocosmo.