Vo Nguyen Giap murió el viernes 4 a los 102 años. Reverenciado en vida como héroe nacional tras derrotar sucesivamente a franceses y estadounidenses, el Partido Comunista vietnamita lo marginó. Dien Bien Phu y la caída de Saigón fueron sus obras.
El general Vo Nguyen Giap, estratega vietnamita y héroe militar de la independencia, quien fue el artesano de la debacle francesa en Dien Bien Phu (que terminó con el imperio francés en Indochina en mayo de 1954) y más tarde de las batallas decisivas para derrotar a EEUU, murió el viernes 4 de octubre en el hospital militar de Hanoi a la edad de 102 años.
Giap pasa a la historia –según el obituario del diario Le Monde- como uno de los grandes guerreros del siglo XX, el único capaz de derrotar sucesivamente a Francia y haber soportado la embestida de Estados Unidos. Dien Bien Phu en 1954 y la caída de Saigón en abril de 1975 son los dos hechos armados más importantes de este líder “de excepcional calibre: autoridad personal, genio de la logística, estratega de talento. Estos éxitos innegables han hecho del general Giap el último de una línea de grandes estrategas vietnamitas que, a lo largo de los siglos, detuvieron en la ruta del Sur a los chinos después de haberlos echado de su suelo”. A su vez, Giap contribuyó ampliamente al fracaso del intento francés de volver a Vietnam y en plena guerra fría impidió que Estados Unidos los relevara.
Nacido el 25 de agosto de 1911 en un pueblo de Vietnam central, en el seno de una familia humilde pero letrada, Giap vivió su juventud en un ambiente de nacionalismo militante: esto le costó que la Seguridad francesa le hiciera pasar dos años de cárcel, de1930 a1932. Una vez terminado su bachillerato francés, enseñó historia y francés en Hanoi en el liceo Thang Long, cantero de militantes anticolonialistas. En 1937, en la época del Frente Popular (Leon Blum), adhiere al PC vietnamita, en la clandestinidad.
Comienza entonces un itinerario fijo. En mayo de 1940, en compañía de Pham Van Dong, futuro primer ministro (1954-1986), Giap va a China para encontrarse por primera vez con Ho- Chi Minh, fundador del PC vietnamita en 1930. En 1939 se casa con una militante originaria de la misma provincia de él (hija del camarada que lo acogió cuando llegó a Hanoi) con la que tuvo un hijo en 1940. Jamás volverá a verla porque fue arrestada por la Seguridad francesa al poco tiempo de su partida. Torturada como pocos, muere en prisión, según algunos por suicidio. Giap conocerá el desenlace recién algunos años después.
Apodado por sus alumnos “el general” o, más precisamente, “Napoleón”, Giap se nutrió de las experiencias de sus ilustres predecesores que, durante siglos, habían infligido duras derrotas a los invasores chinos. También estudió detalladamente las campañas de Bonaparte. Los primeros le enseñaron el arte de utilizar el terreno, ya sea adosándose a la cordillera indochina o asegurando la retaguardia con trampas para sus adversarios. De las tácticas de Bonaparte, Giap retuvo en particular “el efecto sorpresa”, “la concentración de tropas”, “la audacia”, esto es parte de lo que Giap había retenido de su análisis de las campañas del Emperador galo, que llegó a dominar gran parte de Europa.
Aunque Giap nunca estudió logística su realización más destacada fue en los años 60 la “pista de Ho-chi Minh”, un inmenso dédalo de caminos escondidos en la jungla y de senderos que descendían del norte hacia el sur, pasando por el sur laosiano y el noreste camboyano, con el objetivo de pasar rodeando el dispositivo de defensa estadounidense en el Sur. “Un camino en sentido único”, dirían después los soldados norvietnamitas. Los norteamericanos jamás lograrían cortar esta línea de abastecimiento –hombres, municiones, materiales, blindados– , ni siquiera recurriendo a bombardeos masivos, a los defoliantes y a los paracaídas con millones de minas antipersonales.
A partir de los años 60, la autoridad de Ho-chi Minh se diluye. Se convierte en un ícono sin gran influencia varios años antes de su muerte, en 1969. Giap pierde así a su principal punto de apoyo. Entre Giap y Le Duan, el eterno secretario general del PC, las relaciones llegaron a un punto peligroso. Cuando los comunistas atacan un centenar de pueblos del Sur en 1968 –la famosa ofensiva del Tet–, Giap fue enviado a Europa del Este. Lo vuelven a llamar en 1972 para organizar la defensa del Norte, particularmente la de Hanoi, contra los terribles bombardeos aéreos de EEUU en los que participan los B-52, las famosas “fortalezas” volantes. Su conducción nuevamente estuvo coronada por el éxito.
En 1976, año de la reunificación oficial de Vietnam, Giap pierde el comando de las fuerzas armadas. Cuatro años más tarde le quitan el Ministerio de Defensa. En 1982, cuando se celebra el V° Congreso del PC no fue reelegido en el “bureau” político. En público, Giap no dirá nunca nada y continuará siendo un comunista disciplinado. Lo muestran en el aniversario de las victorias pero sus palabras son censuradas.
Cuando Le Duc Tho –uno de los portavoces del núcleo duro del PC y el contrincante de Henry Kissinger durante las negociaciones de París- muere en 1990, Giap trata de recuperar el partido, pero su tentativa, en la época del hundimiento del Muro de Berlín, tampoco funciona. Durante un debate a puertas cerradas del Comité Central del PC, un delegado le arranca de las manos el micrófono. En 1996, El Comité Central expulsa a Giap y seis meses después pierde su cartera de vice-primer ministro encargado de supervisar la economía.
El tiempo hace su obra y nuevas generaciones de dirigentes toman el mando, la información circula más libremente con el desarrollo de Internet y hay más libertad de acción. Como el general guardó todo en su cabeza, cada tanto aprovecha para decir una palabra.
En 2009 estalla la controversia sobre la explotación por los chinos de los enormes yacimientos de bauxita a cielo abierto en las altas mesetas del sur. Los franceses primero y después los soviéticos habían rechazado llevar adelante esos emprendimientos por miedo a provocar un desastre ecológico. Giap describe ante el “bureau” político su hostilidad a este proyecto. Esta campaña contra la bauxita pone al gobierno a la defensiva y lo obliga a bajar el tono de sus críticas.
En 2011 Giap llega al centenario y, debilitado físicamente, es obligado a internarse y prácticamente casi nunca más se manifiesta públicamente. Mientras tanto, como todos los vietnamitas que han llevado una vida considerada ejemplar, Giap comenzó a ser objeto de culto. Considerado un genio tutelar, en 2012 el Gobierno decidió consagrarle un museo.
Cuando Giap fue a visitar a Ho en 1940, al sur de la China, tenía solo 29 años y ninguna formación militar. El tío Ho andaba por la cincuentena pero supo darse cuenta de que el joven militante tenía todo para ser un gran capitán. Ho le confió entonces las fuerzas de autodefensa y después la fundación del ejército popular vietnamita. En 1948 lo ascendió a general, rango que Giap detentaría hasta el día de su muerte.
Jean Lacouture recuerda que hablaron de las posibilidades de llevar adelante la independencia vietnamita. “Giap dijo, bajando los párpados hasta la mitad y escondiendo mal una pasión sin límites (en Saigón uno de sus camaradas lo había definido como ‘el volcán bajo la nieve’): ‘Si las condiciones sobre las cuales no transigiremos y que pueden resumirse en dos palabras: independencia y alianza, no son aceptadas, si Francia es lo suficientemente miope para desatar un conflicto, sepan que lucharemos hasta la muerte, sin dejarnos detener por ninguna consideración de personas, por ninguna destrucción…’”.
Diez días más tarde, el 7 de marzo, era otro hombre el que asomaba sobre el balcón del teatro Hanoi con el micrófono en la mano, delante de varias decenas de miles de habitantes de la capital que habían ido a escuchar la explicación que darían los vietminhs sobre “por qué tratamos ayer con los franceses”. Su largo rostro, visto de lejos, mostraba una potencia leonina. Fue un tribuno popular, irónico al principio y después violento, de un cinismo asombroso, que dio vuelta a una multitud indecisa. Fundó su argumentación sobre las necesidades tácticas, habló de “simple pausa” y dio a Brest-Litovsk como ejemplo. (Aludió a un tratado que se firmó en 1918 entre Alemania y Rusia durante la Primera Guerra Mundial en el que la Rusia revolucionaria capitula frente a Alemania a cambio de una serie de territorios, tratado que le permitirá a Moscú salir de la guerra antes de terminado el conflicto).
Como jefe de la delegación del Vietminh, Giap luchó pie con pie contra los argumentos de la delegación francesa, cuyo consejero militar era el general Raoul Salan, fundador de la OAS.