El intento del gobernador bonaerense Daniel Scioli por resucitar al Partido Justicialista (PJ) tuvo un imprevisible aliado, el diputado nacional Carlos Kunkel, que en dos movimientos aseguró que no es kirchnerista y que el gobierno de Cristina Kirchner es “excelente” pero que pudo haber cometido algún “error”. “Nosotros –dijo– hemos hecho un gobierno excelente, creo que descuidamos la herramienta electoral histórica que es el Partido Justicialista, la herramienta que el movimiento siempre tuvo para garantizar la presentación de listas”.
Kunkel dijo otras cosas en línea con lo que piensa y quiere Scioli. Y lo hizo apenas terminó el cónclave del Consejo Nacional del PJ en la Capital Federal, en el que el mandatario bonaerense no fue el único portavoz. Para Kunkel, el kirchnerismo tiene que ir a internas en el partido pero dejó afuera a Sergio Massa, que está suspendido, dijo, por haber armado su Frente Renovador.
En la noche del lunes, en el edificio de la calle Matheu, se produjeron algunos cortocircuitos entre los “ultra K” y los demás. El escudero de los primeros habría sido Diego Bossio, director ejecutivo de la Anses pero a la vez segundo en el Instituto Gestar, la herramienta de formación de cuadros del PJ, del gobernador sanjuanino José Luis Gioja. Bossio no habló al salir del encuentro pero Gioja sí lo hizo. Dijo que el PJ es “la columna vertebral del Frente para la Victoria” y llamó a “ratificar el consenso que existe en la necesidad de mantener el rumbo que lleva el país en los últimos diez años”.
Poco antes, Scioli había reclamado la militancia a favor del voto kirchnerista y remarcó que “el proyecto iniciado hace diez años por Néstor Kirchner y continuado hoy por Cristina hizo a las provincias crecer y a nuestros municipios progresar, protegiendo a los sectores más vulnerables”.
De este modo, quien se considera el candidato “in pectore” del kirchnerismo para las presidenciales de 2015 buscó saldar la fisura que separa a la Liga de Gobernadores de la que hablamos hace dos semanas, y que ahora está en boca de tantos, de los “barones” del Conurbano, algunos de los cuales asistieron a la reunión del consejo de un partido en estado vegetativo mientras cada vez los gana más la impaciencia por su futuro político.
Ese estado crece a medida que se acerca el 27 de octubre, el domingo de la elección legislativa en la que el oficialismo teme perder por más de los 10 puntos, que es en promedio lo que dan las encuestas de diferencia a favor de Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires.
Todos se juegan mucho, pero no sería inoportuno advertirles a los más temerosos que el “fenómeno Massa” es un proceso que recién comienza y cuyo destino depende de muchos factores. Y que se trata de un fenómeno “bonaerense”, algo que, obviamente, Scioli quiere que siga siendo así por siempre.
Si algunos de los “barones” determinan dar el salto, terminará de dibujarse la disputa futura y definitiva por el poder, esa que enfrentará a Scioli y a los gobernadores que lo sigan con los intendentes bonaerenses, que buscarán tensar la cuerda para determinar quién se queda con el PJ, que será lo que importe cuando se dé la conflagración definitiva, bajo el manto protector del massismo.
Pasando la hoja, otra cuestión importante será ver, durante el año próximo, la performance del bloque que reúna a los legisladores del Frente Renovador con sus potenciales socios en la Cámara baja, básicamente los del Pro pero también algunos otros que boyan sin destino en ese recinto.
Un dirigente peronista con vasta trayectoria legislativa puso el foco en la tarea que desarrollará Lilita Carrió en Diputados. “Acuérdense del 2009, del rol que cumplió Lilita en la Cámara, limando con investigaciones y declaraciones a Felipe Solá (que ahora es massista). Fue el fin de Felipe”, recordó. La fuente trajo así a colación la capacidad de destrucción de algunos dirigentes, en este caso de la inefable Lilita, que tiene un por qué: pretende ser candidata presidencial en 2015 y ya detectó que Massa es el enemigo al que debe derruir. Como sucede con el trotskismo y el macrismo en la Capital, no vaya a ser que Lilita vaya a terminar haciéndole un hermoso favor al kirchnerismo.
Es decir, que el peligro en la carrera hacia el poder mayor no está para Massa representado solo por la capacidad destructiva de Cristina Kirchner, con o sin Scioli como su candidato. A la variopinta corte que se le va sumando, y de la que le resultará muy difícil desembarazarse, el intendente de Tigre debe agregar importantes contrincantes afuera que naturalmente tratarán de bajarle el precio con todo tipo de artimañas.
Y ya no se trata aquí de hablar de “carpetazos”, que también los habrá porque el ex titular de la Anses no se caracterizó por ser prolijo, lo mismo que su sucesor, Amado Boudou, aunque por ahora haya demostrado más viveza y haya tenido más suerte, también.
Otro que parece obligado a doblar la apuesta es Mauricio Macri, quien no encuentra un lugar por ahora donde recalar para hacer posible su sueño presidencial. En sus cercanías han comenzado a repetir como un mantra “Mauricio 2015” aunque la única posibilidad sea en yunta con un peronista, y no en el primer lugar de la fórmula, precisamente. Ni qué hablar de su sucesión en la Capital, un capítulo que ya habrá tiempo de desempolvar que puede traerle fuertes dolores de cabeza.
En fin, que faltan apenas 25 días para desentrañar este galimatías político. Y luego tardarán apenas 24 horas en dispararse los egos en esta módica hoguera de vanidades, como escribiría nuestro barroco local, Jorge Asís.
* Director de gacetamercantil.com