El 26 de julio de 1995, un joven Ramón Díaz debutaba como DT de River; frente a él estaba el último campeón intercontinental, Vélez, al mando del experimentado Carlos Bianchi.
Un 26 de julio de 1995, un joven Ramón Díaz debutaba como entrenador de River Plate; frente a él estaba el último campeón del mundo, Vélez Sarsfield, al mando del ya experimentado Carlos Bianchi.
Esa noche de Copa Libertadores, River empataría 1 a 1 frente al poderoso Vélez y sería el comienzo de una extensa rivalidad entre ambos técnicos.
El historial de encuentros entre estos dos entrenadores corre a favor del \”Virrey\”, quien se quedó con seis de los 13 partidos que disputaron, contando su paso por Vélez entre 1993 y 1995 (una victoria a favor de Bianchi y tres empates).
El regreso de ambos al fútbol argentino levanta expectativas de cara al primer Superclásico por el torneo de verano, que se jugará el próximo 19 de enero en Mar del Plata.
Luego, el 29 de enero el escenario será Mendoza, y, por último, el cierre de los encuentros preparativos se dará en Córdoba, el 2 de febrero.
A pesar de estar igualados en Superclásicos oficiales, Bianchi cuenta con una peculiar ventaja sobre Ramón: en amistosos entre Boca y River ganó cuatro de los cinco que disputó.
Si hablamos de títulos, Bianchi supera a Díaz: en Boca obtuvo nueve títulos en sus dos pasos por el banco “xeneize”. Cinco de ellos a nivel internacional, con tres Libertadores y dos Copas Intercontinentales.
Mientras que el riojano festejó siete títulos con los \”Millonarios\”, cinco de ellos a nivel local y dos copas internacionales.
Si tenemos en cuenta sus largas participaciones en ambos clubes (Bianchi: 1998-2001 y 2003-04; Díaz 1995-99 y 2001-02), es extraño que sólo se hayan enfrentado en cuatro oportunidades, a nivel oficial.
Esto se explica en que, al cruzar los períodos en los que fueron técnicos de los dos grandes de Argentina, éstos no coinciden en mayor medida.
En poco más de un mes, toda la Argentina podrá ver a estos dos ídolos enfrentarse luego de once años de estar sin verse las caras.