El “Plan de los 100 días” lanzado hoy por Miguel Galluccio, el CEO de YPF, mostró solidez: el 80 por ciento de la inversión de más de 37.000 millones de dólares en los próximos cinco años provendrá de la propia caja de la petrolera de bandera.
Según Galluccio, todo el “riesgo” del plan radica en el 20 % de deuda que debe conseguir para completar el programa de inversión. “Si no lo puedo levantar, me vuelvo a Inglaterra”, apostó el ingeniero, y se ganó una de las pocos sonrisas que provocó su disertación de casi dos horas.
Toda la incomodidad en el encuentro con la prensa nacional e internacional se redujo al famoso decreto 1277, acusado desde afuera y desde adentro de ser la herramienta elegida por el Gobierno para regular el mercado energético.
El decreto en cuestión tiene problemas legales indisimulables y las únicas tres preguntas que Galluccio no contestó con tranquilidad fueron las que destinadas, con veneno o sin él, buscaban despejar el futuro del mercado local de las incertidumbres que provocó esa medida. Para desarticular el costado “regulatorio”, que tiene mala prensa, Galluccio destacó el hecho de que el decreto sirvió para corregir el precio del GNC para vehículos casi el 400 por ciento, que sin duda venía tremendamente rezagado.
En la sala estaba el viceministro de Economía, Axel Kicillof, el “padre” del 1277, a quien si hubiera tomado contacto con los periodistas presentes podría habérsele consultado por las quejas de los productores de biodiesel, que ven amenazada seriamente su industria por los cambios introducidos por esa resolución por el comité creado a raíz del controvertido decreto.
En cuanto a YPF, una empresa ahora bajo control estatal con socios privados minoritarios, los inversores, esos a los que Galluccio recibe, dijo, porque “no hay que ir a buscarlos”, se dirigirán sin duda y mayoritariamente a la oportunidad que suponen las explotaciones no convencionales de “shale gas” y “oil”. La compañía, con esta “carga”, pasará de su holgado y actual 0,8 por ciento de deuda sobre EBITDA al 1,5 por ciento, en cinco años, al final de los cuales YPF debería haber generado unos 10.000 nuevos puestos de trabajo.
La modalidad de asociación que está proponiendo Galluccio es la tradicional, al 50 por ciento, asumiendo que YPF ya hizo los “deberes” en cuanto a inversión de riesgo, lo que supondrá que el potencial socio deberá hacer frente a alguna inversión para que, al final del proceso, puedan repartirse el petróleo y el gas en partes iguales.
Vaca Muerta sigue siendo el yacimiento “estrella” del futuro de YPF, y hacia allí deberá derivarse la mayor parte de la inversión porque estos yacimientos reclaman mayor nivel que los convencionales. Pero Galluccio aprovechó para anticipar que existe una nueva roca madre similar sobre el golfo San Jorge, la D-129, lo que ratificaría que Argentina está cómodamente instalada en el “club de los tres”, junto con Estados Unidos y China.
El otro anuncio importante de Galluccio es que en su breve gestión, según aseguró, se rompió el declive de la producción y la exploración que caracterizó a los últimos años de YPF bajo control de la española Repsol. Y el plan del quinquenio que va de 2013 a 2017 muestra un salto significativo en los dos rubros. También admitió la evidente debilidad del “portfolio”: sólo el 20 por ciento de las reservas son comprobadas y el resto, proyecciones. De la importante inversión anunciada, la propia y la que se negocia, dependerá que los restos de incertidumbre que quedan después de la confiscación se diluyan.
* Director de gacetamercantil.com