El narrador, que se reconoce autodidacta, vuelve a las librerías con su libro de cuentos \”El camino de la luna\”, siempre autorreferencial, polémico y con una prosa dura y brillante. Una oportunidad para conocerlo en esta entrevista.
Por Mora Cordeu (Télam)
En su último libro de cuentos \”El camino de la luna\”, el escritor Pablo Ramos vuelca doce historias que, desde lo autorreferencial, juegan siempre a desdibujar los límites entre la vida y la literatura a través de Gabriel Reyes, su alter ego literario.
Dos citas resumen el espíritu del libro publicado por \”Alfaguara\”: \”Todo lo que escribo me pasó, o va a pasarme\” (Carson McCullers) y \”Tendré que crear sobre la vida. Y sin mentir. Crear sí, mentir no. Crear no es imaginación, es correr el gran riesgo de poseer la realidad\” (Clarice Lispector).
\”La escritura es la única misa en la que yo puedo comulgar\”, afirma en una entrevista con la agencia \”Télam\”, en la que recuerda la génesis de \”El camino de la luna\”, una frase imaginada por tres amigos.
\”Esa larga dedicatoria apareció después de los cuentos, a libro cerrado. Vengo de una generación -tengo 46 años- donde a mis amigos los vi caer como palomas por el sida, yo me salvé porque por milagro no me inyecté. Me parecía como demasiado\”, reconoce el autor de las novelas \”El origen de la tristeza\”, \”La ley de la ferocidad\” y \”En cinco minutos levántate María\”.
La Mariana de la dedicatoria \”fue mi primer gran amor, me llevaba 11 años y la mató la policía. Con ella hablo en el cuento ‘En la boca si estás muerta’\”.
\”Enfermo en la cama, me desperté y con la luz de la leña empecé a escribir el diálogo -recuerda Ramos-. Un veterinario me habló de la vacuna contra la tristeza de las vacas y pongo que me hubiera gustado ser una vaca. ¿Una vaca triste?, pregunta Mariana, no una vaca vacunada. Y en la oscuridad pensé: esto es un cuento\”.
\”¿Quién me habla?, entiendo que es Mariana, y así lo escribí sin entender el conflicto, es un cuento que está en el límite. Como si lo hubiera rodeado y le digo al lector: ‘mirá este es el cuento aunque no entiendo bien de qué se trata’\”, apunta.
Ramos afirma que construye los personajes sin psicología. \”Los construyo desde las pasiones, desde los nueve pecados capitales. No me olvido de que el hombre tiene alma, no me olvido del conflicto espiritual\”.
El cuento \”En el umbral\” trata \”sobre mi gran miedo, la vejez y la decadencia, sobre lo que acarrea la enfermedad. Se murió hace poco el padre de un amigo de Alzheimer y eso lo hizo apagarse. El infierno perfecto sería recuperarme un segundo para ver cómo vivo. Acá le pasa a Gabriel cuando cumple 65 años\”.
Cuando Gabriel era chiquito tenía miedo. Y esto aparece en \”Nadar en lo profundo\”, dice Ramos, \”como si yo hubiese sido condenado a no ser superficial, me gustaría quedarme acá y juntar almejas que no tienen necesidad de nadar en lo profundo. Una metáfora. Me jode ser así, me impide mucho disfrutar de la vida. ¿Por qué no me tomo más livianamente las cosas?\”.
Y este cuento también \”es sobre mi papá y de haberlo escrito antes que ‘La ley de la ferocidad’ no escribía esa novela. Me resultó injusto, entendí la incapacidad de mi padre, que tanto le protesté, con nosotros las cosas le salían mal\”.
El padre de Pablo, sindicalista, aparece en \”La muerte del Ruso León\”: \”Me ayudó una frase de mi papá, que en esos años de la dictadura militar siempre le decía a un amigo ‘me falta gente’ y el ruso contestaba que no pasaba nada, hasta que pasó\”.
\”Dos años viví con una negra y no recuerdo jamás que no se haya levantado con una sonrisa. Y no lo soporté. No me dio el cuero. Un minón inteligente y le debía ese cuento, ‘La fría oscuridad del universo’. Este es un libro de cuentas pendientes\”, define.
\”El que más me costó escribir es ‘Montañas de azúcar y ríos de miel’, es muy personal -reconoce-. Yo descubrí en una internación que el 80 por ciento de los drogadictos fueron abusados sexualmente. Y eso me mató\”. Es una historia que nunca sucedió, \”porque esa persona no está muerta, pero siempre lo deseé y eso era perdonar lo imperdonable. Es el cuento de la no reconciliación\”, observa Ramos.
Un relato feroz, ocurrido en los terraplenes de Avellaneda, resignificado 20 años después, cuando en una reunión de Narcóticos Anónimos, Ramos se cruzó con el violador devenido en torturador durante la dictadura de Jorge Rafael Videla.
\”Los cuentos los escribí en distintos momentos, ya con los borradores me llevó dos años -precisa-. Tengo casi lo mismo escrito que publicado. Soy muy prolífero, pero no me gusta largar, creo que corregir es un trabajo espiritual\”.
\”En ‘La posibilidad sublime’, cuando el tipo me dice ‘te das cuenta somos los únicos en el universo gritando este gol’, ellos me recuerdan de qué se trata mi fe. No soy un escritor moderno, soy un escritor de la gente, del conflicto humano, mi literatura es moral y humana. Me interesa lo que pasa acá, donde estamos todos amontonados\”, subraya.
La posibilidad sublime para Ramos es la escritura: \”Me siento con una responsabilidad muy profunda frente a la clase social. No soy un escritor neutral. Una especie de milagro, un tipo con la primaria nada más, que un día puso una hoja en la máquina de escribir y se le acomodó hasta la vida\”.