“Qué querés, no te esperaba, perdoname la franqueza” (del tango “Lo que vos te mereces”, 1955)
Otro tango argentino. Justo cuando esforzados ministros como Matías Kulfas, el prometedor de desarrollos, y Julián Domínguez, el ataja tractorazos, hacían pininos para mantener la llama empresarial de la esperanza en tiempos de roja inflación y cerrados cepos, Martín “Kristalino” Guzmán ha anunciado el trámite para el peor de los impuestos, de bautizo freudiano y por ahora con piso imponible conocido y alícuotas por conocer.
Es imposible no sentir pánico, aun siendo argentino. Un poco de ambiente minero: “¿Quien los asesora a estos tipos, lo de inesperada es una broma macabra, nosotros claro que esperábamos estas ganancias, nos rompemos el tujes 365 días de nuestro balance, 24×24 en un país repleto de problemas y con 165 impuestos en el lomo”, decía a Mining Press un conocido ejecutivo minero que el gobierno suele poner como ejemplo del empuje del sector. (N.de la R.: todas las citas de estas líneas están bajo el paraguas del “no me nombres, por favor”, se encomillan para distinguirlas de la prosa del cronista)
“Se pegaron un tiro en los pies, están locos y son burdos, con esto paran la inversión ‘brownfield’ en una actividad que viene sumando en litio pero que le cuesta arrancar en nuevos proyectos en cobre, oro-plata y otros metales”, dijo otro referente del sector a este diario.
“Es un contrasentido: Kulfas, que vino varias veces a esta provincia a prometer estímulos no se qué dirá. Es un mensaje desalentador desde el Estado y a los gerentes locales nos complica. En la casa matriz te dicen ‘arregláte con lo que tenés y tratá de cumplir con las metas del balance’. Por suerte, o por desgracia, este guadañazo parece que será para todos los sectores, si no pareciera que no supimos hacer los deberes”, dice un tercer anónimo veneciano.
Los “deberes” no son otra cosa que tender puentes permanentes con las administraciones cosa que la Argentina devora un altísimo porcentaje de la gestión gerencial. “Con las provincias mineras estamos cada vez mejor, hay sintonía fina incluso frente a conflictos sindicales, por el compre, y los antis, el tema es que en la Nación es una bolsa de gatos”, comenta un cuarto interlocutor de una minera que encaró una fuerte inversión. Son 100 las empresas que tributarían los 200.000 millones de pesos (unos US$ 1.700 millones) para el primer IFE de la post pandemia y de la minería, a priori, habría cinco grandes tributadoras. En dos de ellas ayer reconocían estar a la espera de novedades para continuar sus expansiones.
No es que los precios estén mal, todo lo contrario. El oro, cuyo complejo es el más importante de la metalífera argentina, hace dos días acarició los US$ 2.000/oz y el litio aumentó 400% en un año. Pero de lo que se trata es de la señal, en momentos en que mineras y gobiernos (Nación y provincias) hablaban de todo lo contrario.
Todo esto sucede días después de que dos activos “powerpointeros” del Estado, el subsecretario de Desarrollo Minero, Andrés Vera, y el consultor del CEPXXI, Daniel Schteingart, difundieran las proyecciones país para una minería dadora de US$ 10.000 MM en exportaciones e inversiones por US$ 20.000 MM. Claro que para eso hay que atravesar este Jordán sin que se te caiga el niño.
Silvia Naishtat escribe hoy en Clarín que UIA San Juan advirtió por Zoom de los industriales que con esto puede mancarse Josemaría y las minas que vienen detrás. En todo caso, Hugo Goransky habrá sintetizado lo que transpira hoy el ancho y largo Interior del país. “Justo que veníamos hablando con la secretaría de Minería y con el equipo de Kulfas de respetar la estabilidad fiscal, y hasta de retocar un poco las retenciones para aprovechar este momento inigualable en que Perú está complicado por el tema social y político, y en Chile hay incertidumbre por la Constitución, la verdad es que no se puede creer”, dijo un quinto minero consultado.
¿Qué va a hacer ahora la minería? “Me imagino que presionar a los legisladores provinciales es lo mejor. Ya los cordobeses peronistas dijeron que no darán el sí a esta locura, falta que le pongan huevos las otras provincias, la primera fidelidad tiene que ser con los objetivos de crear empleo y divisas”, decía una sexta voz de una exploradora que tiene varios proyectos metálicos importantes en carpeta. “Esto es difícil que supere el Congreso, pero una vez más la señal es pésima y ahuyenta a todo el mundo”.
Todavía no hubo una comunicación institucional desde la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM) y otras asociadas, más allá de lo que advirtió Carlos Ramos, presidente de la de Minería de Salta (CMS), que viene con alto perfil a propósito de Taca Taca, el yacimiento de cobre de First Quantum que podría ser una espiral para la economía del NOA.
Ayer, a propósito de la renta inesperada, Alberto Fernández y Martín Guzmán (que acaba de decir que se sobre cumplieron las primeras metas con el FMI) lucían como dos reyes desnudos. Entre el fuego cruzado del FdT, cuya base más radicalizada pasó a denostarlos, y el de la oposición, que no les perdona una, no pareciera tener futuro pacífico un gravamen que no está pensado para los “super ricos”, como el de Máximo y Heller, sino para las empresas que se animan a generar riquezas en la Argentina.
La coyuntura parece la previa a un soberano choque de trenes, que tal vez ocurra o tal vez no. Mientras tanto, el Estado se aferra a su catecismo angular: ni sueña en resetearse y sólo rasca la olla para sostener el status quo en un escenario repleto de pobres y privilegios públicos intocados. Cuya administración y usufructo es la prioridad “number one” y en ocasiones excluyente.
* Director de Mining Press y EnerNews