La funcionaria afirmó que “la gente parece haber tomado ya la decisión” porque las encuestas muestran un gran apoyo a la entrada en la Alianza Atlántica.
“Es muy probable” que Finlandia se una a la OTAN, afirmó la ministra de Asuntos Europeos del país, Tytti Tuppurainen, en una entrevista con Sky News publicada este viernes.
“En este momento podría decir que [la adhesión a la Alianza Atlántica] es muy probable, pero aún no se ha tomado la decisión”, declaró la alta funcionaria, quien agregó que se requiere una “discusión minuciosa” de esta cuestión en el Parlamento nacional.
Tuppurainen señaló que “la gente de Finlandia parece haber tomado ya la decisión” porque las encuestas muestran un gran apoyo a la entrada en la OTAN.
“No solo para nosotros los finlandeses, tiene que ver con toda la frontera de seguridad en Europa”, destacó la ministra.
Previamente esta semana, la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, y su homóloga sueca, Magdalena Andersson, se pronunciaron sobre los planes de sus países para adherir a la Alianza Atlántica.
Marin explicó que el Parlamento finés debatirá si solicita la membresía de la OTAN y, junto al presidente Sauli Niinisto, podría tomar una decisión “en las próximas semanas, no en meses”.
El mes pasado, el presidente de Finlandia afirmó que el Gobierno estaba dispuesto a abordar con el Parlamento el ingreso a la Organización argumentando que, según las encuestas, la mayoría de la población está a favor de este paso.
Sin embargo, Niinisto reconoció que ingresar a la alianza militar implica el riesgo de una escalada de la situación en Europa en plena operación de Rusia en Ucrania.
Por su parte, la portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, declaró este viernes que la posible adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN “no es capaz de fortalecer su seguridad nacional”.
“Durante décadas, la línea de no alineación militar en la política exterior ha brindado un nivel confiable de seguridad para Suecia y Finlandia”, apuntó la funcionaria.
Según la Cancillería, las autoridades suecas y finlandesas deberán asumir las consecuencias que un paso así implicaría en sus relaciones con Rusia y en la “arquitectura europea de seguridad en general, la cual se encuentra ahora en una condición crítica”.