Llevaba dos semanas en coma en un hospital. Francia se había declarado dispuesta a negociar la autonomía de la isla para apaciguar las violentas protestas.
El preso independentista corso Yvan Colonna falleció este lunes tras dos semanas en coma por la brutal agresión sufrida a manos de un preso islamista condenado por terrorismo en la prisión de Arles, Francia.
La agresión provocó en su momento importantes manifestaciones y graves disturbios con decenas de detenidos en las movilizaciones en defensa de Colonna, condenado a cadena perpetua por el asesinato del prefecto de Córcega en 1998.
“La familia de Yvan Colonna confirma su muerte esta noche en el Hospital de Marsella. Piden que se respete su luto”, anunció el abogado de la familia, Patrice Spinosi, en declaraciones al diario “Corse-Matin”.
En vísperas de su visita a Córcega del miércoles y jueves pasado, el ministro del Interior galo, Gérald Darmanin, declaró en una entrevista que París está dispuesto a negociar la autonomía de la isla para apaciguar las protestas y la violencia.
Colonna, de 61 años, estaba en coma postanóxico -por falta de oxígeno- desde la agresión, perpetrada el pasado 2 de marzo, y el 17 un tribunal le concedió la libertad “por razones médicas”, un pedido recurrente de sus abogados.
Fue agredido por un yihadista condenado por terrorismo que estuvo en Afganistán en un “estrangulamiento con las manos desnudas”, según la Fiscalía.
Otra abogada de Colonna, Sylvain Cormier, había expresado su sorpresa por lo ocurrido dado que el preso corso era “uno de los más vigilados en Francia (…) y le impedían acercarse a sus familiares” en Córcega. Sin embargo, “la administración penitenciaria no ha podido garantizar su protección más básica”.
El Estado “era legalmente responsable de la seguridad de Yvan Colonna. Si muere, la administración penitenciaria y toda la jerarquía política de la que depende tendrá que rendir cuentas”, había advertido la familia de Colonna tras el ataque.
El ministerio de Justicia ordenó a la Inspección General de Justicia “esclarecer plenamente las condiciones de esta agresión de especial gravedad” en un centro penitenciario que alberga a detenidos que cumplen largas condenas o presentan riesgos.
Colonna fue detenido en 2003 y condenado a cadena perpetua por el asesinato del prefecto de Córcega, Claude Érignac, cinco años antes, cargo que siempre negó.
Fue encarcelado en Arles, Bocas del Ródano, y sus pedidos de traslado a Córcega fueron reiteradamente denegados por las autoridades.
En 2016, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos rechazó un recurso contra su encarcelamiento, con lo que se confirmaba definitivamente su condena.