El proyecto que tenía media sanción de Diputados obtuvo 56 votos a favor, 13 en contra y tres abstenciones.
Sin la presencia de la vicepresidenta Cristina Kirchner y con un quórum de 48 senadores que aseguraban los dos tercios necesarios para iniciar el tratamiento sobre tablas, el Senado Nacional aprobó esta noche el proyecto de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar la deuda de 45.000 millones de dólares contraída por el gobierno de Mauricio Macri.
Finalmente, la iniciativa aprobada en la madrugada del viernes pasado en la Cámara de Diputados recibió 56 votos a favor, 13 en contra y tres abstenciones.
Dentro de los legisladores del Frente de Todos que no acompañaron la ley, hubo algunos que se abstuvieron, pero de acuerdo con el reglamento cuando esto ocurre son considerados como votos negativos.
El resultado se leyó de inmediato como una dura derrota de la presidenta del Senado, que desde mediados del año pasado boicoteó la negociación encarada por el ministro de Economía, Martín Guzmán.
Cuando estaba exponiendo el jefe del bloque de la Unión Cívica Radical (UCR), Luis Naidenoff, CFK tomó sus pertenencias y se retiró del hemiciclo, por lo que la votación fue coordinado por la presidenta provisional de la Cámara alta, la santiagueña Claudia Ledesma Abdala.
Luego de más de nueve horas de debate llegó el momento de la votación y la expectativa estaba puesta en qué iban a hacer los legisladores ligados al “cristinismo” o La Cámpora, quienes finalmente votaron como estaba previsto, en contra. La novedad fue que, a diferencia de lo que sucedió en la Cámara baja, algunos de lo que se opusieron tomaron la palabra.
“No se le iba a negar la palabra a ninguno, el acuerdo es que tratáramos que los discursos no sean incendiarios”, explicó un senador del Frente de Todos que votó a favor. “La bajada fue simple, hay libertad de acción pero también había una idea clara de no ir al choque porque nadie quiere que se diga que Cristina Kirchner detonó el acuerdo”, agregó la fuente.
Cuatro de los 14 señalados al principio de la sesión como los que iban a rechazar el proyecto se anotaron como oradores: María Inés Pilatti Vergara, Nora Del Valle Giménez y María Eugenia Catalfamo anticiparon su voto en contra y Silvia Sapag confirmó su voluntad de abstenerse.
La senadora Giménez (FdT-Salta) dijo que no votaba “en contra del gobierno, del presidente ni de la vice. Voto en contra de la deuda ilegítima que dejó Macri y del FMI. Las deudas se honran, pero las estafas se denuncian”, argumentó.
Similar fue el caso de la neuquina Sapag, quien dijo que “esta es una deuda odiosa donde están en connivencia quien otorga el crédito y quien lo pide. Fue el plan perfecto”, acusó.
Justo en el momento en que la vicepresidenta retomó por un rato su lugar como presidenta de la Cámara, Giménez adelantó su voto negativo. “Pero que nadie se confunda: mi voto no es en contra de mi gobierno, no voto en contra de mi presidente ni de mi vicepresidenta, ni voto en contra del Frente al cual pertenezco”.
Por el lado de la oposición también hubo sorpresas porque, aunque se había adelantado que los 33 senadores de Juntos por el Cambio votarían en la misma línea, apoyando el proyecto de ley, durante el transcurso del debate aparecieron varias voces que adelantaron sus abstenciones la de la senadora neuquina Lucila Crexell.
Uno de los momentos más festejados por el bloque opositor fue al comienzo del debate, cuando el senador Martín Lousteau hizo su exposición.
Luego de confirmar que votaría a favor del proyecto de acuerdo con el FMI, apuntó contra el gasto público y dio un ejemplo: “Mientras la provincia de Corrientes se incendiaba, la secretaría de Ambiente se gastó 30 millones de pesos para explicar todo lo que no hicieron por los correntinos”.
La parte más destacada fue cuando leyó varios fragmentos del libro “Sinceramente”, de Cristina Kirchner, que utilizó durante la campaña de 2019. El legislador por la Ciudad reprodujo los pasajes donde la expresidenta se refería a la gestión del patrimonio familiar en una serie de movimientos que, para el kirchnerismo, dijo, se trataría de una “fuga de capitales”.