Cada vez más países tienen dificultades para satisfacer las necesidades energéticas de las industrias de minería de criptomonedas, que van migrando.
La represión que sufren en China las criptomonedas ha obligado a los mineros del bitcóin a buscar otros lugares para su producción como Kazajistán, la exrepública soviética.
Según reveló la revista Fortune, el país centroasiático se ha convertido en refugio predilecto para la minería de criptodivisas como lo demuestra que el sector se disparó en agosto pasado un 18,1%, más del doble que en junio.
Sin embargo, las dificultades para satisfacer las necesidades energéticas de la industria de la minería de criptomonedas son ya evidentes en Kazajistán, que a mediados de octubre anunció la reducción de la cantidad de electricidad que pueden utilizar los mineros en un 95%, pasando de unos 2.000 gigavatios/hora a 100 gigavatios/hora.
Esto se debe a que las reservas de energía de cada país son limitadas y, de hecho, cuanta más energía utilicen los mineros de activos digitales, menos queda para las familias y las empresas hasta el punto de que los apagones se traducen en protestas públicas, lo que obligó a los gobiernos a tomar medidas, señala el medio de negocios estadounidense.
Fortune reseña que el país centroasiático no es el único que se ve obligado a hacer frente al flujo creciente de mineros del bitcóin. El bajo costo de la electricidad en Abjasia la colocó en el punto de mira de los mineros, que s iguieron adelante con su actividad de forma ilegal después de que el Ejecutivo prohibiera la explotación en 2018 tras una serie de apagones.
Por otra parte, Irán ha decidido poner fin a la minería de las criptomonedas recientemente debido a los constantes colapsos en la red eléctrica.
Una situación similar se da en la provincia canadiense de Quebec, alimentada por gigantescos suministros de energía hidroeléctrica.
La región llegó a ser un gran objetivo para los mineros pero las autoridades decidieron limitar la cantidad de energía que puede usar la industria de criptomonedas y actualmente una sola empresa absorbe la mayor parte de esa asignación.
Migración. El peligro radica en que, a medida que los países, uno tras otro, sigan prohibiendo o restringiendo la explotación del bitcóin, los productores se trasladarán a nuevos lugares, lo que traerá consigo una sobrecarga de su capacidad energética.
El economista Alex de Vries sostiene que los mineros gastan unos 19.000 dólares en electricidad para producir un bitcóin, pero el precio de la criptomoneda es mucho mayor (hoy ronda los 70.000), por lo que los productores obtienen enormes beneficios.
“Esto terminará solo cuando el costo de producción del bitcóin se acerque a su precio”, afirma el experto. Es decir, las personas seguirán produciendo el bitcóin hasta que sus facturas de energía sean tan grandes que la empresa ya no sea rentable.
Según De Vries, resulta lógico pensar que los mineros del bitcóin pondrán los ojos en Rusia, que ocupa ya el tercer lugar en el mundo con un 11% del total de la actividad minera mundial.
No obstante, como aseveró el presidente ruso, Vladímir Putin, el uso de criptomonedas conlleva serios riesgos, creando “la posibilidad de blanqueo de dinero” ya que este activo digital es “emitido por un número ilimitado de entidades anónimas” y no es seguro.
El economista recuerda que el consumo de electricidad asociado al bitcóin equivale ya a más de la mitad del consumo eléctrico de Reino Unido y que “sigue creciendo”.
En este sentido, explica que cuando los mineros “abandonan los lugares donde hay una extracción intensiva, como Kazajistán, suelen llevarse consigo la demanda energética equivalente al consumo de todo un país”.
Por su parte, el minero Alex Pickard considera que no hay peligro para el bitcóin. “Las grandes empresas mineras no correrán mucho riesgo”, afirmó Pickard, ya que “con suerte planificarán sus necesidades de electricidad en función de lo que esté disponible en ese momento”.