La emisión de DEGs estipulada para junio le daría 4.354 millones de dólares extras al ministerio encabezado por Martín Guzmán, pero junto a su par mexicano, Arturo Herrera, promueven otra iniciativa.
La Argentina y México plantearon hoy de manera conjunta ante el G20 la creación de un fondo de reservas con la moneda del FMI (DEG) que no utilicen los países más ricos y que menos han sufrido la pandemia de coronavirus.
Mientras que el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB por sus siglas en inglés), que integra a los países del Grupo de los 20 (G20), advirtió que retirar los apoyos estatales antes de que las perspectivas macroeconómicas den signos de haberse normalizado podría suponer riesgos significativos para la solidez financiera global, Argentina y México se adelantaron con una propuesta al FMI, aprovechando que el G20 dio mandato al organismo crediticio para elevar la emisión de DEG para complementar las reservas de todos los países miembro.
De esta forma, la directora Kristalina Georgieva avanzó en la propuesta para dotar al FMI de US$ 650.000 millones, que los países recibirán según la asignación de la cuota que tenga cada país en el organismo, y cuyos detalles se conocerían en junio próximo.
Para la Argentina, cuya participación es de 0,67%, el monto a recibir será unos US$ 4.354 millones que pasarán a embolsar las reservas internacionales del país, según precisó recientemente el Ministerio de Economía.
Ante esta situación, Argentina y México sostuvieron que en el reparto de estas reservas adicionales los países avanzados, que son lo de mayor participación en la cuota del FMI y además tienen costos financieros muy bajos a tasas cercanas a cero, se llevarán una mayor proporción de reservas.
En consecuencia, Argentina y México “proponen que los países que no necesiten ese dinero o no lo quieran usar, crear un fondo común al que puedan acceder los países de ingresos medios que lo necesiten para incrementar su liquidez o para intercambios bilaterales”.
Ambos países, a través de este comunicado, expresaron que “buscan coordinar medidas para impulsar que haya mayor liquidez en los países de ingresos medios mediante la redistribución del los DEGs que los otros países miembros no necesitan”.
Tanto México como la Argentina destacaron que para algunos países avanzados, “con tasas de interés históricamente bajas -o incluso negativas-, la situación no ha sido especialmente desafiante”, en el contexto de la pandemia. Por el contrario, consignaron que los países emergentes se enfrentan a tasas mucho más altas.
Por otro lado, “los más pobres obtuvieron el apoyo de la comunidad internacional, a través de la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda y, recientemente, a través de una nueva asignación de DEG”, agregó el texto oficial presentado en el marco de la celebración de la Asamblea de Primavera conjunta del FMI y del Banco Mundial.
“Sin embargo, entre estos dos extremos se encuentran olvidados los Países de Renta Media, cuyos desafíos no representan un problema menor, dado que representan el 75% de la población mundial y el 62% de los pobres del mundo”, remarcaron en el texto presentado al resto de sus pares del G20 por el ministro de Economía, Martín Guzmán, y su par mexicano Arturo Herrera.
Asimismo, recordaron que “el Banco Mundial estima que 120 millones de personas volvieron a caer en la pobreza extrema a finales de 2020; se espera que la mayor parte de estos nuevos pobres extremos del mundo, 94 millones aproximadamente, provengan precisamente de estos países”.
En el contexto de “la reunión de Ministros de Finanzas y Presidentes de Bancos Centrales del G20, es imperativo evaluar el impacto de la pandemia, así como el alcance y la extensión de los nuevos mecanismos de apoyo, que actualmente están siendo discutidos, para promover la recuperación económica tanto en los Países de Renta Baja como de los de Renta Media (PRM)”, consideraron.
Por último, evaluaron que “el crecimiento global de los niveles de endeudamiento en prácticamente todos los países es una consecuencia directa de la pandemia, tanto por el aumento de gasto público para proveer estímulos económicos, como por el incremento del gasto en sanidad, así como consecuencia de la disminución sustancial de los ingresos”.