Aún en 2019 fue el compositor más interpretado del mundo, e influyó en músicos como Al Di Meola, Richard Galliano, Daniel Barenboim y Lalo Schifrin, o más jóvenes como Jacob Collier, Esperanza Spalding o Marty Friedman, de Megadeth.
Cien conciertos, muestras artísticas innovadoras y la reapertura del Teatro Colón, la principal sala lírica del país para la ocasión, son el puntapié inicial de un año entero dedicado a conmemorar la vida y obra de Ástor Piazzolla, el bandoneonista y compositor que llevó el tango a su máxima expresión modernista y a su reconocimiento mundial.
En cualquier parte del mundo no es extraño encontrarse con un músico callejero que, con el llanto del fuelle del bandoneón o acordeón, o con el triste canto arrancado a las cuerdas de un violín, haga sonar las reconocibles melodías de “Adiós Nonino”, “Libertango”, “Oblivion” o “Milonga del ángel”, piezas que nacieron de una de los artistas más brillantes que dio la Argentina para transformarse en universales.
El 11 de marzo de 1921, en Mar del Plata, nació Ástor Piazzolla, el célebre bandoneonista y compositor que rompió las reglas del popular género musical porteño, no sin hacerse de enemigos, para elevarlo a la más alta expresión y reconocimiento mundial gracias a la fusión con la tradición formal de la música clásica de cámara y el virtuosismo modernista del jazz.
A 100 años de su nacimiento, en Argentina se llevarán a cabo una serie de eventos culturales en su homenaje. Destaca la reapertura pospandémica del Colón, cuna de la música clásica nacional, donde habrá quince días consecutivos de espectáculos y se recreará el concierto de 1983 con el que Piazzolla se consagró en el país.
“Yo tuve la suerte de acompañarlo, con 11 años. Esa fecha que tocó ahí, que tuvo todo el día para él solo para tocar con su Conjunto 9 y con la orquesta del teatro, me escribió en el programa de mano una dedicatoria que dice: ‘Para Danielito, mi querido nietito, no te olvides de la noche en la que tu abuelo triunfó’. Tocar en el Colón fue la noche más importante de su vida”, contó a Sputnik Daniel “Pipi” Piazzolla.
“Pipi” es líder y baterista del reconocido sexteto de jazz fusión Escalandrum, que incorpora elementos del tango y el folclore argentino.
Lanzan en la fecha del centenario su nuevo disco titulado “100” con once reversiones de composiciones del bandoneonista, incluido un solo inédito de una grabación de fines de la década de 1970, originalmente para el tema “Suite Troileana”, rescatado y cedido por Osvaldo Arce del famoso estudio de grabación argentino Ion.
Los homenajes incluyen la inauguración de una muestra artística gratuita en el Centro Cultural Kirchner (CCK), donde también habrá 30 conciertos de múltiples géneros interpretando su obra durante marzo, abril y mayo.
El listado de actividades puede visualizarse a través de las plataformas virtuales de Piazzolla100, donde se pueden seguir las más de 100 ciudades del mundo que tendrán actividades para celebrar al genio del tango.
“Desde hace un año estamos trabajando en los homenajes por el centenario. Nos propusimos generar contenidos exclusivos para mostrar a la persona que está detrás de la música y visibilizar lo que se realiza tanto en Argentina como en el mundo”, dijo a Sputnik Daniel Villaflor Piazzolla, nieto del compositor y vicepresidente de la Fundación Piazzolla.
En agosto próximo se inaugurará la primera sala inmersiva del país en el CCK, una muestra que propone un recorrido a través de las ciudades y los artistas que influyeron en la obra de Piazzolla y que se desarrollará en un espacio físico íntegramente proyectado en paredes y piso que genera la sensación de ingresar en un entorno cinematográfico envolvente.
Además, habrá otra muestra en Mar del Plata, la ciudad natal del músico; la organización en septiembre del conjunto de conciertos Experiencia Piazzolla —que ya cuenta con otras dos ediciones en 2016 y 2018–, y el broche de oro será un megaespectáculo gratuito en el Obelisco porteño, que se estima se llevará a cabo a fin de año, si la pandemia lo permite.
Biografía de un rupturista. En 1925 la familia de Piazzolla se radica en Nueva York, EEUU, donde vive hasta que Ástor tiene15 años. Allí su padre le compra su primer bandoneón, nostálgico del tango de Buenos Aires, pero su formación comienza por la música clásica. De chico, Ástor conoce a Carlos Gardel y obtiene un pequeño papel en la película “El día que me quieras”, de 1935, que protagoniza el cantor.
En 1936, Ástor regresa al país y en 1939 se incorpora a la formación de Aníbal Troilo, para quien más tarde se convierte en arreglista, mientras toma clases con Alberto Ginastera.
En 1944 deja la agrupación de Troilo debido a diferencias artísticas, ya que sus arreglos aspiran a una complejidad mayor que el tango bailable que era popular en la época y en el mundo de los cabarets y la noche porteña.
En 1946 forma su primera orquesta y comienza a componer su propio material. En 1949, a sus 28 años, inspirado por el modernismo de compositores europeos como Béla Bartók o Ígor Stravinski, busca perfeccionarse como director orquestal. En 1953 gana un concurso que le permite financiarse un viaje a Europa, y en 1954 recibe una beca del Conservatorio de París para estudiar armonía con la compositora y directora de orquesta francesa Nadia Boulanger, considerada entonces la maestra de música más importante del mundo.
En París siente vergüenza de ser bandoneonista y esconde el instrumento en un armario, pero Boulanger lo incita a descubrir la música que hay dentro suyo, lo que significa el nacimiento de su verdadera música propia.
Graba 16 piezas con la Orquesta de París, que serán el germen de su obra posterior. Regresa a Argentina y forma, por un lado, una orquesta de bandoneón y cuerdas, y por otro, el octeto de tango contemporáneo, que incorpora por primera vez una guitarra eléctrica, y que lo llevará al rupturismo vibrante que generará el rechazo de las escuelas tradicionales de las orquestas típicas, que ven en la obra de Piazzolla una traición a la estructura y esencia de este género popular.
A finales de la década de 1950, Piazzolla vuelve a Nueva York, donde experimenta con la fusión del tango y el jazz, y en 1960 vuelve a Buenos Aires para formar el Quinteto Nuevo Tango, que será una de sus formaciones emblemáticas.
En 1968 crea la primera ópera-tango, “María de Buenos Aires”, fruto de su sociedad creativa con el poeta y letrista Horacio Ferrer, con quien compuso “Balada para mi muerte”, “La bicicleta blanca” y “Chiquilín de Bachín”.
Su pieza más popular, “Balada para un loco”, fue grabada originalmente con la voz de la cantante Amelita Baltar y vendió 250.000 copias.
Durante la década del setenta Piazzolla sufre un infarto, se instala en Italia y se convierte en una figura de culto en los principales festivales de jazz del mundo. Sus formaciones adquieren en los años 80 un gran reconocimiento internacional y uno de los puntos culminantes de esta etapa es el concierto en el Central Park de Nueva York en 1987.
En agosto de 1990, mientras se encontraba en París, sufrió una trombosis cerebral de la que no pudo recuperarse. Finalmente, murió a los 71 años en Buenos Aires el 4 de julio de 1992.
“Creó una música universal que contiene elementos del tango, del jazz, del rock, de la música clásica, todo elaborado y mezclado por un genio, que estudió y trabajó muchísimo, escribió más de 2.500 obras y en todo el planeta se está tocando su música. En 2019 fue el compositor más interpretado del mundo”, resaltó “Pipi” Piazzolla.
Dejó un legado inmenso, además de bandas de sonido para más de 40 películas y una influencia musical que se hace notar en músicos contemporáneos y de las siguientes generaciones provenientes de múltiples géneros y trasfondos.
“Influenció a músicos de otros géneros, artistas con trayectoria, como podrían ser Al Di Meola, Richard Galliano, Daniel Barenboim, Lalo Schifrin, y también músicos más jóvenes como Jacob Collier, Esperanza Spalding, incluso guitarristas como Marty Friedman, de bandas como Megadeth, de otro género totalmente distinto, y que Ástor nunca se hubiese imaginado. Eso se explica porque se convirtió en un clásico”, comentó Villaflor Piazzolla.