La escritora declaró como testigo en la causa que investiga el “vacunatorio VIP”.
La escritora Beatriz Sarlo reveló que fue la esposa del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, la persona que le ofreció vacunarse contra el coronavirus “por debajo de la mesa”, como denunció la intelectual de manera mediática, al declarar este miércoles como testigo en la causa que investiga el desvío de dosis en el marco del escándalo del “vacunatorio VIP” que eyectó a Ginés González García del ministerio de Salud.
“No acepté vacunarme porque tengo ética”, dijo Sarlo a la prensa al arribar a los tribunales de la calle Comodoro Py para declarar ante la jueza federal María Eugenia Capuchetti y al fiscal Eduardo Taiano.
Según lo que declaró Sarlo, el ofrecimiento fue en el marco de una campaña de vacunación de famosos para generar confianza en la Sputnik V, que finalmente el gobierno bonaerense no llevó adelante.
El intermediario entre Soledad Quereilhac -exposa de Kicillof- y Sarlo fue el editor de la editorial Siglo XXI Carlos Díaz.
El primer mail enviado por Díaz, contiene la propuesta para Sarlo. “Me llamó Soledad Quereillac porque está colaborando con la campaña de concientización para que la gente se vacune. Me pidió una mano para contactar alguna gente, empezando por vos”, introduce el texto.
“Es una campaña bien pensada (o sea, no le van a dar un uso político berreta, pero claramente es la campaña a favor de la vacunación de la Provincia de BA). Mi primera reacción fue pensar que vos jamás te prestarías pero frente a la posibilidad de que te puedas vacunar de inmediato me pareció que te tenía que preguntarte”. “Es todo por derecha, nada trucho”, remarca.
Díaz enfatiza que “mucha gente conocida” piensa sumarse a la campaña y completa: “Sabés que a mí no se me juega nada con esto, así sí decís que sí o que no todo me parecerá muy bien”. “Pensé que tus ganas de volver a circular por el mundo cuanto antes podía hacer que vieras el plan con más encanto”. “Decime qué te parece y contá conmigo para gestionar los detalles en caso de que aceptes”, cierra.
El editor de Siglo XXI sumó una postdata en la que alude a declaraciones del exsecretario de Salud del gobierno de Mauricio Macri, Adolfo Rubinstein, sobre la efectividad de la vacuna rusa: “Creo que es una declaración muy importante para que al menos en este tema tan importante dejemos de sacarnos los ojos”.
La respuesta de Sarlo. “Me parece mal ese ejemplo de intelectuales que reciben ese privilegio”. “No tengo ningún inconveniente de que se utilice mi nombre expresando mi deseo de vacunarme. Pero no quiero vacunarme antes de que me toque solo porque soy un nombre conocido. No me parece ético. Soledad debería pensar este aspecto de su idea. Fue a la Facultad de Filosofía y Letras no a estudiar publicidad a todo trapo sino para aprender a reflexionar sobre las consecuencias de la primera idea que se le pase por la ‘zabiola’”, escribió la intelectual.
“Podés pasarle este mensaje si te parece que ayuda a no precipitarse con la primera idea publicitaria, sin pensar en la dimensión moral de todo el asunto. Espero una respuesta a estas consideraciones, aunque tampoco me ilusione con recibirla ya que el apuro puede más que la reflexión”, concluye la escritora.
Ante la negativa de Sarlo, Díaz contestó: “Entiendo perfectamente lo que decís y se lo comunicaré a Soledad. Cuando hablé le planteé explícitamente lo que comentás. Me parecía que el único justificativo para que alguna gente prestigioso y/o famosa se salteara algunos lugares de la fila para la vacunación tenía que ser que todo fuera en el marco de una campaña bien armada y no de gente vacunándose y poniendo fotos en las redes, cosa que podía ser malinterpretada o vista como una avivada”.
“Ya aceptaron un montón de figuras y creo que lo que Soledad quería aportar era riqueza y diversidad, y por eso la lista de actores, deportistas, etc.”, sostuvo Díaz, quien explicó que Quereilhac “quería sumar a figuras de la academia y del campo intelectual”. “Para ella sos uno de los exponentes máximos y por eso pensó en vos”, subrayó.
Díaz le comenta a Sarlo que cree que la propuesta no tiene como fin “ser originales en la campaña, ya que en varios países del mundo le están pidiendo a figuras de distintos ámbitos que se saquen fotos dándose la vacuna, para mostrar que es importante, que confían, que no hace daño, etc.”.
“En los tiempos que corren, aunque me parezca horrible, una foto del momento o un testimonio en primera persona en una entrevista creo que tiene más potencia que el simple apoyo a la medida. Así que entiendo perfectamente lo que decís sobre tu desacuerdo en lo relativo a recibirla”, cierra el editor.
En la causa está imputado el exministro de Salud, Ginés González García, entre otros. Los investigadores ya escucharon como testigos a médicos y empleados del Hospital Posadas, donde eran derivadas personas desde el Ministerio para vacunarse.
También declararon ya los miembros de una comitiva del hospital que fue al Ministerio a aplicar vacunas, ocasión en la que se inmunizaron varias personas, entre ellas el periodista Horacio Verbitsky, quien destapó el escándalo cuando contó cómo se había vacunado.