La pandemia hizo que miles de negocios detuvieran sus actividades y los consumidores se queden en sus casas haciendo que el movimiento económico se reduzca al mínimo.
Las inyecciones billonarias de dólares que concretó EEUU por la pandemia de coronavirus han puesto a funcionar a pleno su impresora de billetes, por lo que han surgido analistas que advierten que esto puede desatar una hiperinflación histórica aunque la Reserva Federal cree que las medidas por la crisis sanitaria están dentro de límites razonables.
La pandemia hizo que miles de negocios detuvieran sus actividades y los consumidores se queden en sus casas haciendo que el movimiento económico se reduzca al mínimo.
Ante esta parálisis económica la Administración de Donald Trump ya dispuso billonarias inyecciones de dinero en la economía y aún se espera la implementación de un nuevo paquete económico del gobierno de Joe Biden de otros dos billones de dólares, que fue aprobado este domingo.
Según estimaciones de la Reserva Federal (FED), EEUU lleva gastados más de 9 billones de dólares en medidas anticrisis, dinero que simplemente fue impreso ya que desde junio la tasa de crecimiento de la masa monetaria nunca ha bajado del 22% anual, la tasa más alta de la historia.
La FED ha buscado la manera de no subir la tasa de interés, pero los analistas advierten que esto estimula la inflación y de seguir así existe un riesgo de hiperinflación, algo que es muy raro ver en los países desarrollados.
Incentivos y ahorro. Algunos economistas señalan que la ausencia de una regulación gubernamental activa ante el exceso de impresión puede crear las condiciones perfectas para una hiperinflación.
Previsiblemente, los legisladores republicanos creen que el nuevo paquete de estímulo de 1,9 billones de dólares de Biden será la gota que derrame el vaso, pero la Casa Blanca confía en que la medida está a la altura de la magnitud de la crisis provocada por la pandemia, que está a poco de llegar a los 30 millones de infectados y superó los 525.000 fallecidos.
A esto se suma el incremento de la demanda acumulada de los consumidores. Un aumento del gasto y de la actividad de los consumidores que acelerará inevitablemente los precios, aunque el jefe de la Reserva Federal, Jerome Powell, asegura que no hay nada que temer.
Otros analistas como Ararat Mkrtchyan creen que EEUU no corre peligro de una hiperinflación porque considera difícil imprimir tantos dólares como para que la economía mundial no pueda absorberlos.
Además, el paquete de estímulo de Biden es más pequeño que los dos primeros bajo el mandato de Trump y podría compensar la caída de la demanda de la población manteniendo el equilibrio.
Riesgos objetivos. La subida de los precios de las materias primas repercutirá en el coste de producción y esto acabará afectando a los precios de consumo, señala el analista Mijail Bespalov al añadir que la demanda puede aumentar debido a los incentivos, así como por el efecto de la vacunación, si se eliminan las restricciones epidemiológicas.
Mientras, otros analistas vaticinan las posibles medidas que se tomarán en EEUU ante una inminente hiperinflación.
Si la inflación sube al 3 o 4%, la Reserva Federal tiene mecanismos que, según el analista Igor Kuchma, estabilizarán la situación. El primero será dejar de comprar bonos del tesoro a largo plazo y valores respaldados por hipotecas, lo que provocará un aumento de los tipos de interés.
El segundo será un aumento de los tipos a corto plazo. Por último, es posible que la Reserva Federal abandone su programa de estímulo del mercado, es decir, la recompra de bonos.
Fuente: Sputnik