La Comisión Episcopal Argentina recalcó que las usurpaciones de terrenos “son ocasión de violencia y agitación social” y “muchas veces” están “incentivadas” por gente que se aprovecha de los pobres.
Horas después de que la Policía bonaerense desalojara el predio de 100 hectáreas tomado en la localidad de Guernica y que la justicia entrerriana ordenara el desalojo de Dolores Etchevehere del campo en litigio con sus tres hermanos varones, la Iglesia salió a aclarar que “no avala las tomas” de tierra.
“Nada justifica la intrusión y la violencia a costa de la vida y los derechos de los demás. La Iglesia no avala las tomas. Son ocasión de violencia y agitación social, muchas veces incentivadas”, afirma el texto difundido por la Comisión Episcopal Argentina.
El organismo que nuclea a los obispos argentinos tomó distancia de la postura del referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) Juan Grabois -con vínculo directo con el papa Francisco-, quien llevaba adelante una colonia agroecológica junto a Dolores Etchevehere en el campo en disputa y que advirtió que habría “más Guernicas” por la crisis habitacional en el Conurbano.
“Mucho menos aceptable es el oportunismo de quienes se aprovechan de la extrema necesidad de los más pobres para usarlos en función de sus propias ganancias y clientelismo político”, agrega el comunicado de la Iglesia, que reconoce que las ocupaciones evidencian “la precaria situación de tantas familias”. “Como cristianos nos sentimos interpelados ante toda forma de exclusión que deja a hombres y mujeres sin un techo digno”, añadieron los obispos.
“No podemos dejar de expresar también la preocupación por cualquier resolución de estos conflictos que naturalice la violencia y ponga en riesgo la vida de las personas”, añade el comunicado.
“En estas horas dramáticas, en que los casos se replican, confiamos en que una diligente intervención de la justicia evitaría escaladas de violencia entre las partes. Con la autoridad de su mediación se facilitaría el diálogo con las autoridades proponiendo posibles alternativas para las familias pobres que verdaderamente necesiten un lugar para vivir”, señala la Comisión Episcopal Argentina.
“Nos conmueve la cantidad de niños implicados, ellos esperan una respuesta seria y rápida de nosotros los adultos”, cierra el texto.