Por ahora es un nuevo acceso a las líneas C y D, pero en el futuro aliviará a los pasajeros de la B. Por allí pasan 300.000 personas por día.
El nodo Obelisco es un nudo atado justo debajo de las avenidas Corrientes y 9 de Julio. Desde ahí y a través de un hall que distribuye a las líneas B, C y D del subte se puede viajar sin escalas al Luna Park, al cementerio de la Chacarita, a la estación Constitución, a Plaza de Mayo o el exzoológico de Buenos Aires. No existe bajo tierra un entramado más complejo, pero la conexión está colapsada y desde hace tiempo.
A partir de este miércoles a las 5.30 parte de la renovación de ese nudo empezará a concretarse, con la apertura de un acceso al subte sobre la calle Sarmiento y un túnel de 70 metros de extensión, que permitirá conectar con las líneas C y D.
El objetivo a largo plazo de esta “puerta nueva” es descongestionar el nodo donde por día circulan 300.000 pasajeros, quienes padecen la combinación debajo del Obelisco es crítica. En especial, los usuarios de la B.
En la hora pico, pasar de la estación Carlos Pellegrini de la B a la estación Diagonal Norte de la C lleva entre cinco y ocho minutos, y en el medio hay que atravesar los andenes de 9 de Julio (línea D). Un diseño obsoleto, pero -sobre todo- peligroso: infraestructura de las décadas del 30 y 40 que quedó chica para el caudal actual de pasajeros que tienen que caminar al filo de los ándenes.
Desde este miércoles, aun con la apertura del acceso de Sarmiento 861, esa congestión seguirá ocurriendo porque las líneas B, C y D permanecerán unidas en su pasillos y accesos. Pero la novedad pasará por la incorporación de otra entrada a la red, que permitirá llegar a las estaciones 9 de Julio, en sentido Catedral, y Diagonal Norte, en sentido Constitución. En dos meses, se habilitará la conexión a Retiro.
La necesidad de actualizar el nodo Obelisco empezó a plantearse en la década del 60. Pero en más de 50 años sólo hubo intervenciones menores. En 2016 el Gobierno porteño adquirió un estacionamiento privado para montar ahí el acceso nuevo. Primero abrió un pozo de 32 metros de profundidad. Y dentro de éste construyó un túnel con dos bocas de acceso: una a la C, a 28 metros bajo el suelo, y otra a la D, a 12 metros de profundidad.
Para una tercera etapa, que concluirá en 2022, se construirá un tercer túnel, paralelo a la línea D, que permitirá independizar la conexión con la B. Así se eliminará la necesidad de pasar por tres líneas para conectar dos puntos, y en consecuencia disminuirán los cuellos de botella, en los que se forman largas filas por acumulación de gente, sobre todo en las horas pico.
Esa tercera etapa está en proceso de licitación y, según el Gobierno porteño, se adjudicará en dos meses. Además del tercer túnel, incluirá la ampliación de los andenes de la estación 9 de Julio y Diagonal Norte, otros dos reclamos históricos entre los pasajeros.
Fuente: Clarín