Un octubre demasiado lejos

Fecha:

Compartir

No tenemos por carácter hacer leña del árbol caído, algo que no hicimos ni con el kirchnerismo, del cual fuimos críticos desde un inicio. Dicho esto, la aplastante derrota del presidente Mauricio Macri en las PASO del pasado domingo, en las que perdió en todas las provincias salvo en Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires, incluidas Jujuy y Mendoza, gobernadas por Cambiemos, como en la de Buenos Aires, por una diferencia abrumadora. Esto nos permite sostener que la elección pasada, con sus guarismos, ejerció de primera vuelta y la suerte del gobierno está echada. Que es imposible revertir el resultado en octubre, no lo es, pero es poco probable.

Si consideramos las razones para tamaña paliza electoral podríamos argumentar lo que escribimos en estas páginas, desde hace más de un año: no sincerar en 2015 la bomba recibida; no abrir el espacio político luego de ganar las elecciones de 2017 a sectores del peronismo, condenando al ostracismo a quienes lo propiciaron dentro sus filas; dar el lugar de jarrón chino a la UCR en la toma de decisiones; hacer del ajuste permanente un “pendón” del accionar del gobierno, castigando con una brutal devaluación -superior al 120%- a los sectores medios-medios y medios bajos, habiendo sido estos quienes votaron por Macri en 2015 y en 2017; no desdoblar la elección en Buenos Aires cargándole la romana a María Eugenia Vidal y el peso de la tracción de votos hacia Macri, cuyo resultado fue a la inversa, inmolando a la figura política con mejor imagen del país.

Podríamos seguir enumerando los yerros pero lo condensaríamos en una alta cuota de soberbia, autismo y delegación del Presidente en un pequeño círculo de funcionarios y asesores como Marcos Peña y Jaime Durán Barba, la estrategia política, condenando a amplios sectores sociales a seguir “el rumbo” casi como un dogma  de fe. Asimismo, las reformas estructurales que deberían haberse realizado en su “primavera”, fueron postergadas de tal manera que ahora y desde hace tiempo se volvieron irrealizables. Se promovió además y se toleró la Ideología de Género y se habilitó la discusión de la ley de despenalización del aborto, lo que hizo distanciarse a un amplio sector de sus votantes. En resumen un manual de errores sin autocrítica alguna, aún luego de la aplastante derrota, hasta el último mensaje del Presidente, que reconoció vagamente sus errores.

Vale mencionar que según los mentideros sólo los ministros Rogelio Frigerio y Patricia Bullrich le presentaron su renuncia en un acto de dignidad, siendo ambos los que han realizado su gestión con eficiencia y valentía, mientras el jefe de Gabinete, Marcos Peña, luego de sostener que el oficialismo “había realizado una muy buena elección”, continúa sin inmutarse, haciéndole un flaco favor al Presidente.

Hoy el gobierno debería asumir que la sociedad ha dejado de creer en su discurso, que el “rey está desnudo” y si el triunfo del Frente de Todos con Cristina Kirchner incluida, se concreta, se debe en gran medida a “méritos” del propio oficialismo.

En la Argentina de hoy, atomizada políticamente, las mayorías son coyunturales. Lo fueron en 2015, cansada la sociedad del kirchnerismo de la cadena nacional diaria, y lo son ahora, agobiados por una crisis económica que perjudicó en particular a la base electoral que había votado a Macri en las dos pasadas elecciones. No haber cuidado a su nicho electoral fue rifar un caudal político a su suerte y ésta le ha sido esquiva.

Que hubo mayor calidad institucional, libertad de expresión y de prensa, inserción del país en el mundo, son verdades rotundas, como lo es también que, el fracaso económico es contundente, con un ministro de Economía cuasi virtual, que frente a la devaluación del 30% de los últimos días, sin emitir una sola palabra, presentó ayer su renuncia. Nicolás Dujovne fue el rostro del acuerdo con el FMI y de la inflación.

El tan promovido “miedo” al retorno le ha fracasado, tal como se manifestó, el domingo en las urnas. El temor se quiso expandir hacia los votantes por fuera de la “grieta”, como los de Roberto Lavagna, Juan José Gómez Centurión y José Luis Espert, y tampoco tuvo éxito, y nadie puede asegurar que se corran a uno u otro lado en octubre o que ratifiquen sus opciones.

De cara al 27 de octubre octubre, Macri debería priorizar la gobernabilidad, más que su candidatura. De igual modo, Alberto Fernández ha dado señales de racionalidad en sus declaraciones últimas, ante la manifiesta desconfianza de los mercados y del mundo desarrollado, que miran con escozor una vuelta recargada de los modos y fondos del pasado gobierno de Cristina Kirchner. Las declaraciones del hombre fuerte del chavismo, Diosdado Cabello, en un claro intento de apriete a Fernández, como la desmesura verbal de Lilita Carrió, fortalecieron al candidato del Frente de Todos, si se mantiene en su posición. Una clara respuesta a Cabello sería dar un mensaje tranquilizador a la colectividad venezolana de 180 mil inmigrantes que han elegido nuestro país para vivir, huyendo del hambre, la miseria y la dictadura.

Supuestamente, en el acuerdo firmado el FMI obligaba a mantener un techo del dólar de 51 pesos cuando hoy lo tenemos más cerca de 60, sin que ni el hoy exministro de Economía ni el Banco Central hayan movido piezas para frenar la estampida de la divisa norteamericana. El traspaso de la devaluación ya fue a precios, diluyendo las tardías medidas tomadas por el gobierno y deteriorando aún más la crisis presente, cuyo resultado aún es incierto, algo que no “supieron” calibrar la gran mayoría de los encuestadores, que por seriedad han quedado desacreditados de manera escandalosa.

Alberto Fernández, que no gobierna y aún no es presidente electo, no puede tomar decisiones de gobierno pero sí puede dar un mensaje de gobernabilidad, algo que ha mostrado al buscar el entorno de los gobernadores peronistas y de figuras o nombres mesurados para su posible gabinete, dejando sólo en la foto a los sectores más duros del kirchnerismo que, sin duda, buscarán su lugar, de ser Fernández el próximo presidente.

En términos del gurú “magister” Durán Barba, hoy “vacacionando”: el “desencanto” con Macri le ha ganado al “miedo” del retorno de Cristina, con el resultado de la elección del domingo. Gobierno y oposición deberían repensar sus acciones ya que están fumando arriba de un barril de pólvora, con el país sentado y amarrado al polvorín, con un octubre demasiado lejano en el horizonte.

Compartir

Últimas noticias

Suscribite a Gaceta

Relacionadas
Ver Más

Volver al Futuro 2024

*Por Augusto Neve El paso del tiempo nos aqueja. No lo...

No es ignorancia, es odio a España y a su legado: la Hispanidad

Las recientes declaraciones del flamante Ministro de Cultura, el...

El verso y la búsqueda de la felicidad

Vivimos perseguidos por las órdenes e indicaciones que en redes sociales nos muestran cómo debería ser nuestra vida, cuando la realidad parece encerrarnos en otro modelo.

Espiritualidad y vacío

¿Para qué vivir? ¿Por qué elegimos viviendo? ¿Para nada? El rol de la espiritualidad. Y También el de la ciencia y la tecnología.