Los diputados nacionales iban a dejar sus bancas a fin de año sin ir por la reelección frustrados por la actitud de cerrazón del Ejecutivo.
Ser peronista cotiza en alza por estas horas en el oficialismo, obsesionado con sumar referentes a la flamante coalición Juntos por el Cambio.
Ante este viraje en la estrategia electoral, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó -quien nunca renegó de su origen peronista-, y su lugarteniente Nicolás Massot, jefe del bloque Pro, podrían revisar su decisión de abandonar el oficialismo a fin de año si el presidente Mauricio Macri reafirma la senda aperturista del oficialismo y considera que el aporte de ambos podría serle útil.
“Ni Emilio ni Nicolás están buscando cargos para ellos. Si deciden continuar en la política activa dentro del oficialismo dependerá del Presidente y del grado de apertura que exhiba un eventual segundo gobierno”, explicaron fuentes legislativas muy cercanas a ambos.
Tanto Monzó como Massot fueron precursores del reclamo de ampliar la coalición oficialista hacia sectores del peronismo. Lo plantearon en 2015, cuando asumió Mauricio Macri; sin embargo, se toparon con la resistencia del jefe de Gabinete, Marcos Peña -su adversario interno dentro del Gobierno-, y del propio Presidente: ambos sostenían, junto a Elisa Carrió, que la coalición no debía teñirse de elementos peronistas.
Con la crisis cambiaria de 2018, Monzó y Massot redoblaron los reclamos pero fue en vano: sus voces no fueron escuchadas y, por el contrario, ambos fueron marginados del armado electoral del oficialismo.
Monzó, resignado, anunció que se retiraría de Cambiemos y, en una reunión con el Presidente, acordaron que partiría a España como embajador. La designación iba a producirse en estos meses, pero en un almuerzo con Peña, el jefe de Gabinete le pidió que permaneciera hasta fin de año como presidente de la Cámara baja.

