Río, San Pablo, Salvador, Belo Horizonte y Porto Alegre son las sedes de los encuentros del máximo torneo continental de selecciones. Cómo manejarse en cada una de ellas.
Las sedes de los 26 encuentros de la Copa América de Brasil que se disputarán hasta el 7 de julio ofrecen a los turistas que asistan la ocasión de disfrutar -antes y después- de barrios populares, bares y restaurantes donde intercambiar experiencias con el público local.
Río de Janeiro. Un lugar clave para mezclarse con la bohemia local es el Baixo Gavea, un barrio de la zona sur repleto de bares y de un público ecléctico; mientras que en el más tradicional Leblón, los bares Jobi y el Bracarense son los favoritos del público que viene o va a la playa.
En Urca, a los pies del Pan de Azúcar, están los bares Urca y Garota de Urca, ideales para comer y beber, con vista al mar, mientras que Lapa es el epicentro de la movida del samba y también del funk carioca.
San Pablo. Con más de 12 millones de habitantes, la ciudad ofrece polos de entretenimiento como Vila Madalena, el barrio bohemio por excelencia, lleno de bares, tiendas hermosas y galerías, o de jazz a samba, un punto de encuentro de las faunas más variadas de la ciudad.
Una sugerencia es visitar el barrio de Cerqueira Cesar, donde están la Rua Augusta y la región de Consolaçao, también abiertas a la celebración y el contacto social, o internarse en las las zonas de Vila Olimpia e Itaí Bibí, , donde el ambiente será más sofisticado, pero accesible y multicultural.
Salvador. Aquí la movida incluye subidas y bajadas por el territorio escarpado de su zona céntrica, pero también playa y música callejera.
Cerca del célebre barrio colonial de Pelourinho está Santo Antonio, donde converge un público alternativo con los bohemios de toda la vida, con el Bar Cruz do Pascoal, un lugar de encuentro obligado que desde su terraza se divisa la Bahía de Todos los Santos, el Forte de São Marcelo y la Ciudad Baja.
Lago da Mariquita y Rio Vermelho también son ineludibles: la primera es una plaza llena de locales simpáticos y el segundo ofrece opciones gastronómicas sofisticadas con apariencia sencilla, para disfrutar de la comida tradicional bahiana con música en vivo.
Belo Horizonte. “No tenemos mar, pero tenemos bar”, un juego de palabras con el cual los habitantes definen a una ciudad que suma más de 12.000 bares, en su mayoría bodegones (botecos). En los alrededores del estadio Mineirao existe al menos una decena de locales tan sencillos como acogedores, siempre con picadas, cervezas y jugos dispuestos para recibir a los amantes del fútbol.
En la ciudad uno de los epicentros de movida es el Edificio Maletta, una construcción histórica, ubicada en el centro de Belo Horizonte con bares, tiendas y departamentos, y lugar de encuentro de estudiantes, intelectuales y personajes de la cultura minera. Otra opción es el bar Olÿmpia, que se define como un “bodegón, vegano, feminista, LGBT e igualitario”, o el Barrio de Santa Tereza, , al este de la ciudad, que es el más bohemio.
Porto Alegre. Construida alrededor del río Guaíba, cuenta con más de 50 museos y memoriales, 13 centros culturales, 30 espacios teatrales, además de diversas áreas de conservación ambiental; y la Ciudad Baixa, donde se concentra el mejor ambiente, con la mayoría de los bares, casas nocturnas y restaurantes.

