El dirigente de la CTEP, cercano al papa Francisco y a Cristina Kirchner, acusó a la compañía de contrabando y evasión.
A la hora de elegir un rival, el dirigente social Juan Grabois no se anda con chiquitas. De la mano de una fuerte expansión a nivel regional y un crecimiento sostenido en el mercado local que ni siquiera la crisis actual logró frenar, MercadoLibre se convirtió en la empresa más grande de la Argentina, desplazando del primer puesto al líder histórico, YPF.
Grabois acusó a la compañía fundada por Marcos Galperin de evasión y contrabando. “Mercado Libre es contrabando, evasión, especulación financiera, abuso al consumidor y competencia desleal. Su ‘éxito’ es la destrucción de miles de puestos de trabajo. Macri los hizo multimillonarios a costa tuya”, afirmó el dirigente kirchnerista.
El último viernes se conocieron los resultados de la compañía de comercio electrónico, que en los primeros tres meses de 2019 reportó una utilidad neta de US$473,8 millones, lo que implica una suba interanual del 47,6 por ciento.
Los buenos resultados de la compañía tuvieron un impacto directo en las acciones de Mercado Libre, que registraron un salto del 21%, lo que llevó el valor de la empresa a 28.400 millones de dólares, ocinco veces más que la capitalización bursátil de YPF.
Mercado Libre nació en 1999 y está considerada uno de los cuatro “unicornios” argentinos (las empresas con base tecnológica que en muy poco tiempo alcanzaron una valuación superior a US$1000 millones). Las otras tres son Despegar, OLX y Globant.
Detrás del espectacular crecimiento de Mercado Libre se encuentra la figura de Galperin, quien con menos de treinta años dio sus primeros pasos en un garaje familiar de Saavedra hace veinte años, en medio de la primera ola de empresas puntocom.
En mayo de 2000 dio su primer gran golpe cuando en una ronda de inversiones logró recolectar US$46,5 millones, pero un año después llegó la asociación con el gigante eBay, que se convirtió en accionista de la compañía.
El desembarco de eBay fue clave para la supervivencia de una compañía, que se veía doblemente amenazada: por un lado, por la crisis internacional de las puntocom provocó un cierre generalizado de startups, que de un día para el otro se encontraron sin fondos para seguir operando. A este efecto importado se sumó la crisis local de 2001, que se terminó llevando puesta no solo a la convertibilidad sino también a gran parte de la economía local.
Galperin siempre cuenta que rechazar una oferta de compra por US$200 millones en medio del caos argentino de 2002 fue una de las decisiones más difíciles que tuvo que tomar en su vida. A la vista de la valuación actual de Mercado Libre, está claro que se trató de una iniciativa más que acertada.