En el Camp Nou, el equipo “culé” sufrió gran parte del partido de ida de la semifinal, pero a falta de quince minutos apareció Lío.
El Barcelona goleó al Liverpool 3-0 pero el resultado no dice nada de lo que fue el partido, en el que el equipo que capitanea el argentino Lionel Messi sufrió como casi nunca ante un rival que lo superó en casi todos los frentes.
Sin embargo, después del golazo del uruguayo Luis Suárez a los 26 minutos de juego, tras un pase certero de Jordi Alba, el equipo de las islas británicas superó al catalán con claridad y no empató porque falló en detalles.
Después de más de media hora de dominio total del Liverpool, en un contraataque veloz Suárez cabeceó, la pelota dio en el travesaño y el rebote lo tomó de frente el astro argentino, que la paró con el pecho y la metió en el arco del brasileño Allison.
Se jugaban 75 minutos y era el 2-0 de un encuentro en el que todo había sido para el rival, pero el Barça es el Barça. Desde entonces, el dominado pasó a dominador y Messi, que no había dispuesto de casi ninguna opción a favor, se paró para cobrar un tiro libre a 26 metros de la meta contraria.
A los 80 minutos, el rosarino tomó el tiro libre y clavó el balón en el ángulo derecho del portero: un verdadero golazo que le dio forma a un triunfo que nadie hubiera podido predecir diez minutos antes.
El próximo sábado, en Liverpool volverán a verse las caras y allí surgirá el finalista.