La bajó a 52,4%, siete puntos menos que a fin de 2018. El viento de cola hizo bajar el riesgo-país a 654 puntos.
El Banco Central -y por extensión el Gobierno en su conjunto- sigue aprovechando el “viento de cola” que está soplando en los mercados financieros, y que le ayuda a apuntalar el programa monetario y cambiario que puso en marcha en octubre.
Después de un enero extremadamente positivo en las variables financieras, febrero arrancó con tendencia parecida. Esto le permitió ayer al Central profundizar la caída de la tasa de interés de política monetaria -la que surge de cada licitación de letras de liquidez- y al mismo tiempo comprar más dólares para consolidar el stock de reservas. Y todo sin correrse de su objetivo principal: cumplir con el plan de expansión cero de la base monetaria.