Ciudadanos opositores entregaron la ley de amnistía aprobada por la Asamblea Nacional.
El desafío de llevar la ley de amnistía y garantías a comandancias, brigadas, comandos y cuarteles, zonas decretadas de seguridad, y rodeadas de hostiles alambradas y barricadas de seguridad, que suelen estar vetadas para la circulación de vehículos y peatones, fue un paso más en la agenda de Juan Guaidó, juramentado como presidente interino de Venezuela. El obstáculo más grande que tiene que pasar para lograr la primera parada de su ruta de transición: el cese de la usurpación de la silla de Miraflores a la que se ha aferrado Nicolás Maduro, luego de unas elecciones fraudulentas en las que se negó la participación de las principales fuerzas opositoras y que tuvieron la mayor abstención de la historia y casi total rechazo de la comunidad internacional.
Lejos de las masivas concentraciones que ha logrado el nuevo líder de la oposición venezolana las últimas dos semanas, la jornada de este domingo fue de pequeños grupos, pero con mucho simbolismo dentro de la resistencia pacífica a la que ha llamado Guaidó. El juramentado del presidente interino ha ofrecido amnistía y garantías a aquellos funcionarios civiles y militares que colaboren con la transición que ha planteado. Las rupturas se han acelerado esta semana. Un alzamiento militar de un grupo pequeño y de menor rango que fue frustrado y, este sábado, la deserción del agregado militar de la embajada de Venezuela en Estados Unidos, el coronel José Luis Silva Silva, que se pliega a la hoja de ruta que ha trazado el joven dirigente. Así espera que aguas abajo el mensaje llegue dentro de la institución castrense.