Cruzeiro ganó 2-1. Al local le cobraron un penal que no fue y luego le anularon un gol por un foul inexistente.
El VAR fue protagonista, indeseado, en el partido de vuelta de la final de la Copa do Brasil entre Cruzeiro -a la poste el campeón- y Corinthians, que en su estadio vio cómo le robaban el partido, en particular por una decisión arbitral errónea basada en el “réferi electrónico”.
Cruzeiro, al que Boca eliminó en los cuartos de final de la Copa Libertadores, dejó atrás ese golpe y se consagró en la Copa de Brasil al superar por 2-1 a Corinthians en la segunda final, tras ganar 1-0 en el Mineirao.
Los argentinos Hernán Barcos, Alejandro Cabral y Lucas Romero dieron la vuelta olímpica en un partido con ribetes de escándalo.
Los de Belo Horizonte llegaban a San Pablo con la ventaja del 1-0 lograda en la ida y el viento continuó soplando a favor en terreno visitante cuando Robinho (27′) estableció el primer gol del encuentro.
Pintaba todo a favor de Cruzeiro, pero en el segundo tiempo apareció el VAR para ponerle suspenso a la noche. Primero, para que el réferi Wagner cobrara un inexistente penal a favor de Corinthians que Jádson (53′) transformó en gol para darle vida al “Timao”.
Minutos más tarde, la tecnología volvió a decir presente para que el árbirtro marcara una inexistente infracción a Dedé -el que se fue expulsado dos veces en la serie contra Boca- antes del zapatazo que había puesto el 2-1 (y el empate en el global) momentáneo para el local.
Más tarde, a poco del final, el uruguayo De Arrascaeta se encargó de definir una contra ante la salida del arquero Cássio y darle el título a Cruzeiro por sexta vez en su historia, la segunda consecutiva.
Además, el equipo “azul” se metió en la Libertadores de 2019 y embolsó 13 millones de dólares en premios. De locos.