La Argentina política es como una obra de teatro en cartelera hace muchos años, donde los actores y el público son los mismos pero los temas cambian. Este hecho podría ser normal, pero se desarrolla a demasiada velocidad. Quien llegó al teatro en las últimas semanas pudo ver una obra en tres actos vinculados: tarifas, dólar y Fondo Monetario Internacional.
Un mes atrás se representaba otra obra y es probable que dentro de un mes haya otra. Los actores permanecen: Gobierno, oposición, analistas, encuestadores, gremialistas, empresarios. El Coro –piquetes que cortan las calles- son también los mismos, pero cantan y levantan banderas para ajustarse al tema de la quincena. Lo dramático es que el público es el mismo y no entiende mucho qué está viendo.
Ernesto Renán, filósofo francés del siglo XIX, dijo hace 130 años que “la existencia de una Nación es un plebiscito diario”. Lo dijo en sentido filosófico, pero seguramente no imaginó que, muy lejos del momento en que dijo aquellas palabras, no le darían el mismo sentido.
En este país hay elecciones cada dos años, donde se renuevan la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Dos años después, el proceso se repite, pero además se eligen presidente, gobernadores e intendentes. Eso dicen las instituciones, tan pedidas y reclamadas por todos.
Sin embargo todos los días, “en un plebiscito diario”, los actores juzgan al gobierno, como si su autoridad fuera a sobrevivir sólo dos semanas. No importa si el Presidente fue elegido en 2015 por cuatro años y su gestión fue más que ratificada en las elecciones de octubre de 2017.
¿No podría dejar de representarse esa obra de teatro mientras todos –actores, público y coro- desdramatizan la vida cotidiana y rechazan la idea de que, cada dos semanas, empiece y se acabe el mundo?
¿No sería mejor esperar a las elecciones de octubre 2019 para saber realmente qué piensa la gente? Esto no invalida los análisis y opiniones que los actores expresan todos los días sobre la realidad. Pero no se sacarían conclusiones dramáticas, en las cuales aparecen catástrofes que cambian la historia cada dos semanas.
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Admitamos que esta forma de ver la vida, sin sentirse al borde de un precipicio o en una resurrección, no tendría tanto éxito.
Volviendo a la fuente: Renan expresó en el final de su famosa conferencia sobre Qué es una nación, una frase simple que todavía parece tener vigencia: “La forma de tener razón en el porvenir consiste, en ciertos momentos, en saber resignarse a no estar de moda”.
* Diputado Nacional del PRO (MC) y Director de Carta Política. Columna piblicada originalmente en Clarín