Se hará cargo el grupo de acreedores, que encabezan el BID, el Banco Nación y un fondo de inversiones de Chile, entre otros.
Es cuestión de horas, de papeles, firmas, asambleas y formalidades. Cuando eso finalice marcará la retirada de uno de los empresarios más importantes de la vida argentina en las últimas décadas. Enrique Pescarmona perderá el control de Impsa, la empresa metalúrgica que creó su abuelo en 1907 y que él conduce desde hace más o menos 50.
El paso al costado de Enrique será la finalización de un acuerdo con los acreedores, que se quedarán con el 65% de las acciones de la compañía que se especializó en construcción de soluciones para grandes obras energéticas.
Será el fin de un proceso de negociación que empezó en 2014, cuando la compañía declaró el default con un pasivo de alrededor de US$1100 millones. Ahora, el grupo de acreedores, que encabeza el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Nación y un fondo de inversiones de Chile, entre otros, será el que coloque dos de tres directores. Además, durante este último tiempo, ya cambió el management y se reemplazaron la gran mayoría de los cargos jerárquicos que respondían a la familia Pescarmona.