Este pueblo de 20.000 habitantes sobrevivió al devastador terremoto de San Juan de 1944, por lo que conserva sus edificios casi de la época de la colonia.
Los molinos centenarios, la cuesta de Huaco y las casas de adobe entre sauces y acequias con el fondo de la montaña son algunos de los bucólicos paisajes que ofrece la ciudad sanjuanina de San José de Jachal, a 150 kilómetros al norte de la capital provincial, tras un recorrido deslumbrante por la ruta 40 y la llegada por la nueva y escenográfica ruta 150.
“Unas 1.100 plazas hoteleras, de cabañas y casas de alquiler esperan a los visitantes que suelen saturar el pueblo en Semana Santa, y este fin de marzo parece que no va a ser la excepción”, dijo Domingo Martínez, encargado de la Dirección de Turismo local.
Este pueblo de 20.000 habitantes sobrevivió al devastador terremoto que destruyó la ciudad de San Juan en 1944, por lo que conserva sus edificios casi de la época de la colonia, cuando los kakanes intercambiaban productos con los huarpes, hace más de dos siglos.
Si bien la “Ruta del Adobe” está en La Rioja, en Jachal tiene su propio recorrido por el medio de viviendas levantadas con barro y paja -frescas en verano y cálidas en invierno- levantadas entre hileras de álamos y rodeadas de plantaciones de fruta, y sobre todo sarmientos de uva con la que se fabricará preferentemente el vino syrah.
En el centro del pueblo están la iglesia de San José, el Museo Arqueológico y el Museo Prieto, pero a poco de andar el viajero se va a topar con la imponente Cuesta de Huaco, con sus túneles, su mirador y un inconmensurable paisaje que incluye la zona de La Ciénaga.
Además, surgen los molinos harineros construidos en el siglo XIX, que hablan del fructífero pasado agrícola de la región.
“Los molinos fueron declarados Monumento Histórico Nacional en el 2000 y son patrimonio cultural, no sólo por su aporte a la economía regional y su valor arquitectónico, sino también porque en ellos se forjó gran parte de la identidad de Jachal”, se indicó.